Juan Ignacio Oliva Cruz es catedrático de Literatura en la Universidad de La Laguna, director del Centro de Estudios Canadienses y musicólogo. Doctor en Filología Inglesa y diplomado en las Filologías Clásica e Hispánica por la misma Universidad, estudió el Conservatorio Superior de Música de Santa Cruz de Tenerife las especialidades de canto, piano y música de cámara, y en Real Conservatorio de Madrid, la de musicología, obteniendo matriculas de honor en piano, armonía, Historia de la Música y Música de Cámara, así como los premios extraordinarios de Licenciatura y Doctorado. Con este extenso y admirable currículo presento a quien para todos es simplemente Nacho, director del coro titular de La Zarzuela desde 1994, pero a quien conozco de mucho tiempo atrás, pues es además director de la Coral Lírica de la Universidad de La Laguna, y ha sido también del Coro de la Ópera en diferentes etapas.
Las personas son grandes no por poseer muchos títulos, sino por tenerlos y que pocos sepan que los ha adquirido. Por su preparación y sencillez, tengo un concepto extraordinario de él. Nacho no se hace notar, pasea sigilosamente entre bambalinas con envidiable señorío y categoría, eludiendo cualquier destello de notoriedad. Como director del coro ha dirigido más de cuarenta títulos de zarzuela y a un sinfín de voces locales, de las cuales algunas están en el panorama internacional. Tiene una peculiar visión de la voz humana y sabe sacar partido a sus pupilos, aunque algunos tengan escasos conocimientos de música. Es persuasivo, tenaz y constante y ello le ha permitido recibir el beneplácito de grandes directores de orquesta.
Es un estupendo organizador, elige las voces y las prepara para una representación con tiempo de ensayo limitado. También ha ejercido de actor cuando se le ha requerido. Es un verdadero trotamundos. Recuerdo verle en Tenerife un sábado y al siguiente encontrármelo en el Pérez Galdós de Las Palmas reforzando el Coro de la Ópera. Viajaba siempre entre las islas con otros dos compañeros de fatigas, Conrado y José Jaime. Es un verdadero todoterreno y conocedor de la lírica, y en muchas ocasiones por amor al arte, sin interés crematístico, otra de sus grandes virtudes como ser humano. Por ello mi afecto y simpatía. Es uno de los nuestros y se ha volcado en la defensa de la ópera y de la zarzuela.
No escatima esfuerzos, machaca una y otra vez el tiempo que haga falta para conseguir profesionalidad en un coro amateur, que además se dedica a otras actividades. Estos días lo pueden encontrar en el edifico central de la universidad en horas nocturnas, preparando a su gente para "Bohemios" y el fin de fiesta con la participación de Celso Albelo, y todo ello después de un día de intenso trabajo como profesor, sacando horas de descansos o de su sueño.
Si tuviera que escribir su extensa biografía precisaría de muchos folios, pero me quedo con su faceta de director, pues ha adiestrado al coro del Orfeón La Paz, la Coral Universitaria de la Laguna, al del Conservatorio Superior de Música, al del Liceo Taoro de La Orotava, al coro de Voces Blancas... y con algunos de ellos tiene en su haber importantes galardones, además de haber recorrido muchas ciudades españolas, europeas y otros continentes.
Sus éxitos como director del Coro Titular de la Zarzuela lo han sido también de la asociación, pues para los Amigos de la Zarzuela de Tenerife ha sido un pilar básico en los distintos festivales. Importar un coro, además de caro es absurdo, pues tenemos en la isla una larga lista de muy buenas voces, y algunos de los que han pasado por sus manos han pasado a formar parte de los elencos y a tener papeles protagonistas. Nacho, como muchos otros músicos e intérpretes, merece el reconocimiento de la asociación, y espero y deseo que pronto nuevos directivos perpetúen la antorcha que comenzó a arder en 1993, y el festival continúe para que todos esos participantes tengan su homenaje. Ahora lo prioritario es llenar el teatro, la venta de localidades está "aseadita", y aunque quedan bastantes días todavía, espero que el 18 y 19 de octubre se coloque el cartel de no hay localidades. Para mi amigo Nacho, un fuerte abrazo.
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