1.- Yo acuso a quienes están perturbando esta sociedad. A los periodistas que organizan juicios paralelos. A los fiscales que emiten opiniones imprudentes que alimentan esos juicios paralelos. Yo acuso a magistrados impúdicos que han juzgado y señalado, incluso, a este medio de comunicación, en otros medios de comunicación, sin recato alguno. Yo acuso al órgano de los jueces que no ha sancionado a estos magistrados. Yo acuso a la nefanda compañía del "no a todo", que ha hecho de la política un saco de mierda y que sólo ve podredumbre donde también hay personas decentes que tienen familias a las que no les gusta que insulten a sus miembros en los medios de comunicación. Yo acuso a quienes pretenden que esta sociedad despistada y aturdida considere sospechosa, e incluso culpable, a gente decente por la insistencia pública de los disconformes con todo. Yo acuso a los medios informativos que han hecho del escándalo falso el único medio de venta de ejemplares y de elevación de sus audiencias, ante la crisis brutal que padecen. No son capaces de vender buenas noticias ni siquiera regalando sartenes y acuden a intolerables juicios paralelos, bendecidos o al menos no perseguidos en muchas ocasiones por jueces y fiscales; juicios orquestados para zaherir a personas que no han sido condenadas y probablemente no lo serán nunca.

Yo acuso a esta sociedad pacata y cobarde por no enfrentarse a los poderes que la tienen agarrada por sus partes más pudendas. Acuso también a los políticos poco cuidadosos con lo que legislan, ya que paren leyes contradictorias, absurdas, enrevesadas, que evitan la inversión exterior y contribuyen a una terrible confusión y a la inseguridad jurídica más espantosa. Acuso a las cuatro administraciones que nos gobiernan a codazos, repitiendo cometidos con el único objetivo de tupirnos a impuestos y de crear desesperanza y más pobreza a esta sociedad.

3.- Yo acuso a las empresas públicas inoperativas, que han sido creadas para enchufar a correligionarios de los políticos responsables. Y a los políticos poco escrupulosos que no custodian con la debida diligencia el dinero público, gastándolo en proyectos inútiles y de nula rentabilidad real. Acuso a quienes son incapaces de derivar a destinos sociales, con la que está cayendo, los dineros de viajes, cuchipandas, fiestas y otros gastos superfluos en los organismos públicos. Entre todos hemos logrado una sociedad desinformada, engañada y que se cree podrida, cuando no lo está sino que algunos quieren hacerle creer que sí. Pido perdón por haber robado el título del durísimo artículo de Emilio Zola cuando el caso Dreyfus y animo a esta sociedad nuestra, singularmente a la de la isla de Tenerife, a que reaccione ante todo esto.

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