El soborno y la corrupción son las armas de destrucción masiva más letales y devastadoras que desde siempre ha usado el colonialismo para perpetuar su hegemonía sobre nuestro cautivo Archipiélago.

¿Qué canario bien nacido no desearía para nuestra patria lo mejor, que es universalmente indiscutible; la soberanía e independencia que nos permitiría gobernarnos en libertad desde Canarias, por canarios y para bien de nuestra nación, convirtiéndonos en poco tiempo en uno de los Estados más ricos y prósperos del planeta?

El que irracionalmente teme la independencia de Canarias es simplemente porque dentro del gobierno de la tiranía colonialista que nos oprime disfruta de un holgado nivel económico, al margen y en insolidario y mezquino contraste de los miserablemente empobrecidos compatriotas suyos. Privilegio que tiene miedo a perder dentro de una Canarias libre y soberana. La vieja táctica del colonialismo: divide y gobierna.

Los actuales dirigentes políticos en Canarias son canallescamente sumisos y serviles a la tiranía colonialista que continuamente nos roba y saquea. Como el actual jefe del Gobierno autónomo de Canarias y su opositor del PP en Tamaránt, que si no se atreven a manifestarse por la independencia de nuestra nación isleña es simplemente porque están metidos hasta el pescuezo en un catálogo de negocios y actividades inconfesables, impropias del cargo que representan, embullados y empujados a ello como una trampa por el mismo colonialismo para tenerlos bien trincados.

¿Quién en su sano juicio cree que tanto el Sr. Paulino Rivero como su opositor, el guanarteme Soria, no preferirían ser jefes de un Estado de Canarias próspero y soberano, a forzosamente permanecer como viles vasallos del colonialismo opresor que constantemente nos roba y nos saquea?

El político canario que no está por la independencia de nuestra tierra es porque la tiranía colonialista lo ha embullado y conducido a tal corrupción que, aunque quisiera, no podría hacer otra cosa.

En la época actual, es ampliamente conocido el caso de uno de los primeros delegados de gobierno de una de las islas de la provincia de Tenerife del nuevo régimen que sucedió al anterior del caudillo Franco, que se pavoneaba en las barras americanas, escoltado por policías de paisano como guardaespaldas. ¿Cómo ese señor, aunque quisiera, podría rebelarse contra la vil tiranía que nos domina? La triste realidad, como la de todos los se que dejan corromper, es que queda condicionado a la traición de su propia patria para el resto de sus días.

Hace poco el secretario de la UGT en Tenerife, Sr. Gustavo Santana, se quejaba públicamente de que cuando tal sindicato colonial quería actuar en favor de sus afiliados le sacaban a relucir todos los trapos sucios de tal gremio para paralizarlos. Y como esos una innumerable serie de casos que resultaría tedioso señalarlos.

La cruda realidad es que mientras el colonialismo nos domine en Canarias solo podremos esperar progresiva degradación social, económica y destrucción medioambiental.

Que los embaucadores de la política tengan muy en cuenta que ¡vale más un gramo de lógica que una tonelada de retórica!