Hablando de barítonos, no me resisto a comentar una pregunta complicada sobre voces que me han hecho vía correo electrónico esta semana. ¿Cómo puede un tenor cantar como barítono? Está claro que la cuestión viene por uno de los artistas más importantes del panorama lírico mundial, Placido Domingo, pero en realidad cualquier persona que sepa cantar y controle su voz podría hacerlo, aunque otra cosa es lo que dice mi gran amigo José Manuel Encinoso Mena: "Si lo hace bien, aplaudo; si lo hace mal, me callo".
Para un cantante el aplauso es su vida y el silencio un terrible dolor de muelas, pero Plácido es un artista excepcional y un gran músico que puede con todo. En su caso, con la edad la voz se le ha ensanchado, por lo que ahora puede afrontar roles de barítono como el de "Rigoletto", "Simón Bocanegra", "El barbero de Sevilla", o el Vidal de "Luisa Fernanda". Puede abarcar muchos registros, y ya solo le falta imitar a María Jesús la de "Los pajaritos" -es broma-. Es que lo ha hecho casi todo y siempre bien, lo que le ha permitido atesorar una merecida fortuna, y estar en la élite. También existe lo contrario, el barítono atenorado que canta muy bonito, como eran Marcos Redondo o José Luis Sagi-Vela. En cualquier caso, solo soy un aficionado y la explicación la tendría que aclarar un otorrino. Por ello recomiendo "La voz humana en la lírica", del doctor Ignacio Coveta, donde se ocupa de muchos cantantes, entre ellos de Teresa Berganza.
Alfonso Echeverría es mi artista de hoy. Estuvo por última vez en Tenerife en 2009, interpretando el Don Matías de "Doña Francisquita", pero fue asiduo en las temporadas de ópera en Gran Canaria y Tenerife durante muchos años. Nacido en San Sebastián, cursó sus estudios en Madrid y Viena, y habla correctamente inglés, alemán, italiano y francés, además del euskera. Entre 1979 y 1982 fue dirigido por los directores de orquesta más importantes de la época: Leonard Bernstein, Karl Böhm, Hebert Von Karajan... Tiene una magnífica voz de bajo-barítono que le ha permitido recopilar un buen catálogo de grandes obras tanto de ópera como de zarzuela, y también es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.
Al poco tiempo de cantar en el teatro Guimerá sufrió un trasplante de hígado del que, por suerte, se recuperó pronto y volvió a su profesión. Es presidente de la Asociación de Música y Canto de la Ribera Mancomunada en Navarra, lugar en el que reside, y dedica su tiempo a esta organización y la defensa de la lírica, organizando eventos y ayudando a jóvenes promesas de forma totalmente altruista y sin ningún atisbo crematístico. Es una persona encantadora, preparada y sincera, y nos une cierta amistad porque hemos pasado momentos muy gratos en comidas y ágapes.
En España ha sido dirigido por los mejores: López Cobos, José Pons, Jorge Rubio, Víctor Pablo, Frühbeck de Burgos..., y ha pisado prácticamente todos los grandes escenarios de España, Estados Unidos y América Latina, compartiendo títulos con Plácido Domingo, Carreras, Kraus, Caballé, Berganza o Ruggero Raimondi.
Una vez solventada su enfermedad, sigue con proyectos, y se encuentra con fuerzas y ánimo para continuar con su profesión hasta que el cuerpo se lo permita. Ha sido uno de los artistas más demandados por su sobriedad en la interpretación, y por esa voz tan característica que le ha permitido abordar toda clase de papeles. Precisamente estos días lo estuve viendo en una "Favorita" de 1991 con Kraus, en Bilbao, con un público emocionado y entregado. Ambos estuvieron soberbios.
Internet me tiene engatusado con todas las posibilidades que me ofrece de ver grandes programas y conciertos en el mundo, en salas pequeñas, grandes teatros o escenarios abiertos para más de cincuenta mil localidades, donde se ve desde cualquier parte, y con decorados simples, una preciosa iluminación, y buen sonido, llegan a todos los rincones del aforo. Una verdadera gozada. Me pregunto por qué en Tenerife no disponemos de algo así. Aquí se puede desarrollar cultura musical de esa forma, máxime teniendo en cuenta nuestro clima y lo que le gusta a la gente una fiesta al aire libre. Eso sí, un lugar con suficiente aparcamiento.
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