Dice nuestro columnista Andrés Chaves, en un magnífico artículo titulado "Una suerte de dictadura", que "más de media Coalición Canaria está deseando que Rivero se vaya. Pero no se va. La última volada ha sido su firme voluntad de dar matarile a las emisoras de radio alegales del dial, para dar entrada en él a los amiguetes y no amiguetes que consiguieron las frecuencias de FM. Rivero se está comportando como un dictadorzuelo de aldea, sin pararse a pensar que su legalidad y la legalidad de sus servicios jurídicos a lo mejor no es la legalidad de los jueces que tendrán que dilucidar las docenas de recursos interpuestos por los damnificados del concurso".

Un dictadorzuelo y un gangochero de la política, añadimos nosotros. Un necio político que se cree un hombre de estado porque preside el Gobierno de Canarias con trampa. Legalmente podrá ejercer como presidente porque obtuvo la mayoría de votos en el Parlamento autonómico, pero moralmente no ya que esos votos procedían de los dos partidos que perdieron las elecciones: el suyo propio y el de los socialistas. Por lo tanto, acierta José Manuel Soria cuando dice que este es el Gobierno de los perdedores. Soria, además de ser ministro del Gobierno de España, preside un partido estatista; es decir, un partido españolista que jamás admitirá el inalienable derecho de los canarios a conseguir su independencia. Mejor dicho, a recuperar la independencia y la libertad que poseían nuestros antepasados los guanches antes de que estas Islas sufriesen una conquista genocida. Sin embargo, no podemos negar que Soria, además de líder del partido que resultó más votado en Canarias, es un político con muchísima más altura que Rivero. ifícilmente hubiésemos llegado con Soria a una situación como la que padecemos actualmente.

Añade Chaves en su artículo que "Rivero no escarmienta con los varapalos que la justicia da constantemente al Gobierno, porque a él no le cuestan dinero ni los abogados ni las costas judiciales. Nos cuestan a nosotros, los ciudadanos, muchos de los cuales no litigamos y, si lo hacemos, lo hacemos con nuestro dinero, no con el dinero público. Una parte importante de Coalición Canaria opina que Rivero se ha metido en una especie de dictadura de la que no puede salir, porque ya no sabe cómo hacerlo".

En este punto no nos queda más remedio que reiterar lo que hemos dicho en numerosas ocasiones: o CC se quita de encima a este hombre, así como a la virreina y a los secuaces políticos de ambos, o desaparece como formación política. Rivero, su esposa y su camarilla están vampirizando a estas Islas. Les están chupando la sangre a los canarios como quiso hacer María del Mar Julios en su momento con la sangre de los tinerfeños. Otra "personaja" de la política regional que pidió leer personalmente la reprobación del Parlamento de Canarias contra EL ÍA, y que sintió auténticos orgasmos políticos al hacerlo. e eso se enorgullecen los falsos nacionalistas de CC; de atacar al único periódico que defiende la libertad de un pueblo infamemente colonizado desde hace casi seis siglos.

¿Qué hace esa mitad de Coalición Canaria que detesta a Rivero según nos dice, con buen conocimiento de causa, Andrés Chaves? ¿Por qué esos patriotas no dan un puñetazo sobre la mesa y dicen que ya está bien? ¿No se dan cuenta de que si no actúan de inmediato pronto será tarde? A la vuelta de las vacaciones se impone una movilización política y social. Hay que salir a la calle, lo decimos una vez más, para que la permanencia de Rivero al frente del Gobierno regional resulte imposible. Y también para que comience a negociarse la descolonización de nuestras Islas, ya que tan pernicioso es el saqueo de la Hacienda española como los disparates de este político incapaz que nos ha caído encima.

Es del todo peligroso para el futuro de Canarias el que Paulino Rivero siga presidiendo el Gobierno regional hasta el 2015. Cada día que pasa, estamos peor. Sin embargo, sería una catástrofe de incalculables consecuencias la perpetuación de este hombre más allá de esa fecha. ¿Cómo es eso de que no ve ningún impedimento para volver a ser el candidato? ¿Y las colas del hambre? ¿Y las muertes en las listas de espera? ¿Y los casi 400.000 parados? ¿Y la emigración de los jóvenes? ¿Son estos pocos impedimentos? ¿Es que la demencia política y el apego al poder pueden llegar a tanto?