Nos preguntábamos en nuestro editorial del martes si serán capaces de volver a presentarse en las elecciones de 2015 los políticos desvergonzados que han arruinado a Canarias. El más caradura de todos, políticamente hablando, es Paulino Rivero. Se nos ponen los pelos de punta en ese anuncio del presidente regional, realizado el domingo en uno de "sus" periódicos, de que no hay obstáculo para volver a ser el candidato de su partido. ¿Estarán de acuerdo en que lo haga los hambrientos que él ha creado en estas Islas? ¿Votarán por él los cientos de miles de canarios sin trabajo? ¿Secundarán sus intenciones de seguir los que llevan meses, y hasta años, en las listas de espera sanitarias?

Si Rivero tuviese decencia política, dimitiría y saldría de Canarias para no molestar con su mera presencia. Los problemas de estas Islas no se resuelven con campañas contra EL DÍA ni sentando en el banquillo a su editor por ejercer su derecho a informar y criticar. Campañas sucias, como la que anunciábamos en el editorial del pasado martes. Hemos dicho muchas veces que la voz del pueblo es la voz de Dios, y EL DÍA es la voz del pueblo. o por inspiración divina, sino porque nos ayuda Dios y porque tenemos sentido común. Y porque nos ampara ese sentido común sabemos que Paulino Rivero no es el político adecuado para sacarnos del infierno en el que él y sus amigos han convertido a Canarias. o puede ser la solución quien es el problema.

Una solución que, en términos generales, pasa por la independencia. ¿Tendrán un gesto de generosidad hacia Canarias los actuales gobernantes españoles? o hablamos de que nos den más migajas como las que mendigan en Madrid los diputados de Coalición Canaria. os referimos a que nos den la libertad para que podamos decidir por nosotros mismos. Tenemos el derecho incluso a equivocarnos y acarrear con las consecuencias de nuestras decisiones, pero siempre serán nuestras decisiones, no las que nos imponen los demás.

En el caso, bastante probable, de que España no inicie motu proprio el proceso descolonizador de Canarias, queda la opción de que intervengan los organismos internacionales. Son varias las instituciones de carácter mundial las que tienen en sus manos la libertad de Canarias. Una de ellas es la OU, pero también lo son la Unidad Africana y la UE. España debe cumplir la Resolución 1.514 del Comité de Descolonización de los Pueblos de las aciones Unidas. A nivel interno, también el pueblo canario tiene la potestad de forzar su independencia con acciones pacíficas pero contundentes. Hay que salir a la calle, pues somos libres de hacerlo, y propiciar una transición de poderes rápida, tranquila y beneficiosa para las Islas y sus habitantes. ingún canario sensato puede consentir que España siga devorando sus recursos como está ocurriendo actualmente.

Se aproxima el momento de que Canarias alcance su independencia, paso previo e indispensable para que pueda asumir el control de sus aguas, así como la gestión de sus recursos, en calidad de nación con Estado propio. La situación actual, no nos cansaremos de repetirlo, es insostenible. Canarias es una colonia sin derecho a nada, salvo a dejarse expoliar. Durante casi seis siglos hemos sido esquilmados por los españoles sin descanso ni compasión y nada les impedirá, salvo nuestra independencia, que lo sigan haciendo en el futuro. Da igual que el necio político que tenemos por presidente proteste y patalee. A Paulino Rivero no le hacen caso los españoles porque no es nadie. Lo hubieran tenido en cuenta, tanto a él como a su partido, si hubiese planteado en Madrid los deseos indiscutibles de sus compatriotas isleños por ser ciudadanos de su propio país; por estar representados en los foros internacionales por su propia bandera. Pero no lo ha hecho. Tanto Rivero como sus representantes en Madrid han preferido permanecer callados como bellacos políticos. Se han contentado con ser lacayos de los españoles. ¿Son estos los políticos que nos merecemos y que tanto necesitamos en una etapa crucial para nuestro futuro?

¿Qué haremos cuando acabe el verano y comience el llamado curso político? ¿Seguir igual y repetir curso como los malos estudiantes o, por el contrario, tomar de una vez las riendas de nuestro destino? En nuestras manos tenemos nuestro futuro. o lo olvidemos.