1.- Los canarios de Venezuela que llegan a su tierra en verano para habituarse a un regreso definitivo que, tarde o temprano, llegará, hablan y no paran de la inseguridad en el país. A los chavistas les conviene porque probablemente los malandros están más de su parte que de parte de los escuálidos, como llamaba a la oposición. Pero es insostenible la inseguridad ciudadana, están a la orden del día los secuestros y no hay quien viva en las grandes ciudades, o incluso en las pequeñas, sino con las casas enrejadas y los dineros en cajas blindadas, cuya venta se ha disparado. No hace mucho me contaba mi amigo Nicolás -que me ha traído una botella de "Buchanan´s" de 18 años, el mejor whisky del mundo- que estaban él y su familia en su casa, viendo un partido, o no sé qué, por la televisión, entraron y le robaron varios miles de dólares y las joyas de su mujer. Y así, muchos ejemplos. Al animal de Maduro, cada vez más bruto, no le interesa que la situación cambie porque una Venezuela en paz favorece a la oposición, que se apuntaría el tanto. Dotaciones militares hacen guardia en distintas zonas de Caracas, lo mismo que patrullas de la Guardia Nacional, ante la incapacidad de las policías locales para erradicar a los delincuentes. Pero tampoco ponen demasiado entusiasmo en su trabajo.

2.- Caracas siempre fue una ciudad peligrosa, pero yo recuerdo, allá por los 80, caminar sin problemas por la urbe, tomando ciertas precauciones. Sólo una vez me siguió un tipo y, al detectarlo, paré un coche de la Disip, si no recuerdo mal, que pasaba por allí y les pedí a los agentes que me llevaran al hotel, tras contarles que me seguían. No pusieron pega alguna. Terminé con ellos en el bar del "Tamanaco" echándonos unos whiskies. Eran otros tiempos; ahora no creo ni siquiera que la policía pare. Un amigo mío se quedó con medio coche en la carretera y el otro medio en el cauce del Guaire huyendo de unos motoristas que le dispararon porque vieron su "Rolex" que, por descuido, llevaba puesto.

3.- Vivir peligrosamente te destroza los nervios. Sales de un supermercado y estás mirando para atrás hasta que llegas al coche. Estás en un atasco y te pueden atracar. Si compras algo en unos grandes almacenes te acechan a ver si sacas dinero y te queda algo para robártelo a la salida. Los secuestros exprés terminan generalmente bien, pero unos pocos con la muerte, como le pasó a un empresario, un tinerfeño amigo de Nicolás. Apareció muerto en una cuneta. Terrible.

achaves@radioranilla.com