Siempre me la ha traído al pairo el pleito insular, pero no puedo más. No puedo asistir, sin pestañear, a la destrucción de Tenerife. Permanecemos sin mover un dedo y fabricamos líderes que luego quieren colocarse la medalla regionalista a fuerza de machacar a su propia isla. Recuerden que Manuel Hermoso, Adán Martín y ahora Paulino Rivero se vendieron a Las Palmas sin pudor, para coronarse como virreyes regionales nacionalistas, abandonando a la isla que los puso ahí con sus votos. ¿Qué es Coalición Canaria en Las Palmas? Una caricatura. Su lecho electoral se lo ha cogido Román Rodríguez con su Nueva Canarias. Aquí las decisiones sobre Canarias se toman en Las Palmas, la industria se mueve desde Las Palmas y el comercio también, las empresas regionales tienen su sede en Las Palmas. ¿Y qué nos queda?: no nos queda nada, si acaso las sedes oficiales que dependen del Estado, que acabarán por llevárselas también. Nos hemos convertido en una isla sin industria, sin carreteras, con un comercio residual que va cerrando poco a poco, ante la ausencia de un verdadero líder de Tenerife y con la mirada incrédula de los tres o cuatro empresarios que nos quedan, a punto de tirar la toalla.

2.- Muchas veces me pregunto qué sería de Tenerife sin EL DIA, el último bastión serio de su defensa numantina, dirigido por un señor valiente -José Rodríguez- a quien cada vez que habla y dice cuatro verdades lo quieren humillar. Pero no pueden. Porque donde está la honestidad, la caballerosidad y la firmeza en las ideas, ahí todos los ataques se estrellan. Es impresionante la infraestructura viaria que se ha construido en Las Palmas; los puertos deportivos; cómo han crecido las sedes de compañías navieras; los centros de reparación naval; las empresas automovilísticas. Todo se mueve en la isla de enfrente, en detrimento de los intereses nuestros. Aquí sólo hablan: bla, bla, bla, pero nadie pone una perra para nada y todo se les va en cohetes y en discusiones bizantinas. Es decir, posiblemente tenemos lo que nos merecemos.

3.- Y luego está el que nos gobierna, el tal Paulino Rivero, que ha renegado de su isla con tal de mantenerse en el poder. Quiere ser más regionalista que nadie, a costa de Tenerife, que es la isla donde -incomprensiblemente- obtiene sus votos. Que se alía con cuatro elementos de las ínsulas orientales para intentar boicotear algo tan benéfico para Canarias como es la obtención de petróleo. ¿Pero qué piensa este tinerfeño con alma de canarión? ¿Cuánto me va a costar a mí este artículo y mil como éste, por decir lo que pienso? Pero no puedo callarme más.

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