Decíamos en nuestro comentario de ayer que los canarios auténticos y patriotas saben que su periódico es EL ÍA. A los demás los rechazan porque conocen que están al servicio de los políticos que tanto los engañan. No son diarios del pueblo, sino de los malos gobernantes que los subvencionan. Lo tienen demostrado. Hay alguna excepción que ya citaremos cuando nos obliguen a ello. Los demás, como decimos, están subvencionados por Paulino Rivero -y por otra gente- para que no cuenten la verdad sobre el fracaso estrepitoso de su gestión como presidente del Gobierno regional.

Nos alegra mantener un liderazgo de difusión que comenzó en 2005. No obstante, nuestra felicidad no puede ser completa mientras haya casi 400.000 canarios sin empleo, mientras muchos compatriotas sigan muriendo en las listas de espera sanitarias antes de recibir atención, mientras muchísimos jóvenes se ven obligados a emigrar y mientras en cada esquina encontremos una cola de personas esperando a que les den un plato de comida. ¿Cómo podemos disfrutar de nuestros éxitos siendo conscientes, pues nuestro deber es estar informados para poder informar, de que unos políticos irresponsables y despóticos destinan el dinero público no a paliar las calamidades que ellos mismos han creado, sino a potenciar a periódicos que ocultan la verdad porque es una verdad que no le conviene al presidente regional?

En los países democráticos y avanzados, como lo será Canarias apenas se quite de encima el decimonónico yugo español, el dinero público es sagrado. Malversar caudales del Estado se castiga con largas condenas de prisión. ¿Por qué no han sido apartados de sus cargos, procesados y sentenciados los políticos que dilapidan el dinero de los canarios? ¿No es un crimen de lesa humanidad retirar las ayudas a los comedores escolares, habiendo tantos niños que van a clase sin haber podido desayunar, para seguir manteniendo una Televisión Canaria que ni siquiera crea el ambiente conducente a que a los españoles les resulte imposible mantenernos colonizados? Salvo en España y en Canarias, debido a que estas Islas son una infame colonia española, dilapidar dinero público, insistimos, constituye un delito muy serio. Recordamos que Al Capone no fue detenido por haber instigado muchos crímenes, sino por haber defraudado al Fisco. Eso le supuso una condena y dio con sus huesos en la cárcel. Algunos políticos canarios han estafado más al bolsillo colectivo que el propio Capone, pero siguen en la calle tan campantes.

Lo que ha hecho la Hacienda del PP, tanto el año pasado como este, es incalificable. Jamás habíamos visto en este Archipiélago semejante afán recaudatorio. Algo únicamente calificable como una rapiña salvaje que pagamos mucho más los canarios que los peninsulares ya que, falto de recursos por la crisis económica, el Gobierno español exprime con más ahínco su finca de ultramar que su propio territorio metropolitano o continental. Conocemos a personas honradas y prudentes que han ahorrado durante toda su vida y que en estos momentos están obligadas a pagar cuantiosos impuestos sobre el patrimonio, precisamente cuando más necesitan su dinero para salvar a sus empresas de la quiebra. Con ello lo único que consiguen tanto el Gobierno español como el canario es que quiebren más empresas, aumente el paro y se prolongue la crisis económica. ¿Tenemos algún futuro con estos dirigentes?

Allá España con sus malos políticos, aunque nos duele el sufrimiento del pueblo español. A lo que no estamos dispuestos es a seguir igual de mal que los españoles por culpa de un colonialismo trasnochado y ruin. Un colonialismo malvado porque no respeta los derechos humanos ni los tratados internacionales. Las autoridades de Madrid siguen haciendo caso omiso a la Resolución 1.514 del Comité de escolonización de los Pueblos de las Naciones Unidas. Para España y para sus gobernantes no existe la historia -estas Islas formaban una nación guanche e independiente antes de que se produjese la atroz y genocida conquista que sufrieron nuestros antepasados- ni tampoco la geografía, porque siguen sin comprender que es absurda esa pretensión de que Canarias sea una comunidad autónoma española, cuando estamos a 1.400 kilómetros de sus costas y a 2.000 de su capital. Por si fuera poco estamos en otro continente, que es África y no Europa.

El hecho de que seamos un archipiélago costero africano, en concreto un archipiélago costero de Marruecos, implica otra de las ruindades de España al mantener nuestro estatus colonial, pues Madrid prefiere que caigamos en manos de Marruecos antes de devolvernos la libertad que nos corresponde. Llegado el caso, apenas se incremente la presión internacional, saldrá corriendo de Canarias como lo hizo del Sáhara y nos abandonará a nuestra suerte. En ese momento pasaremos a ser una provincia marroquí como lo es en la actualidad el antiguo Sáhara español. No nos irá peor con Marruecos que con nuestros actuales amos metropolitanos, pero no queremos ser magrebíes. Aspiramos a ser de derecho lo que somos de hecho: canarios de Canarias. Naturales de nuestro propio país. e un país que no es España sino Canarias. No descansaremos hasta conseguir nuestra libertad, nuestra identidad y nuestra dignidad, porque no somos españoles bastardos ni europeos ultraperiféricos; somos, lo reiteramos, canarios de Canarias.

Bien saben los esclavistas políticos españoles que arrasándonos con impuestos consiguen mantenernos en la pobreza. Esa es la mejor forma de perdurar su dominio sobre el Archipiélago para perpetuar su expolio indefinidamente. Los españoles seguirán sacando partido de nuestras riquezas mientras lo consintamos. Necesitamos un partido nacionalista que, además de fuerte, sea auténticamente nacionalista. Necesitamos sindicatos que salgan a la calle no a protestar por tonterías sino a quejarse de un asunto muy serio, pues jamás -lo repetimos un día más- saldremos de la crisis mientras estemos esclavizados con cadenas coloniales por un país caduco y despreciado en todo el mundo. Necesitamos también organizaciones empresariales que tomen conciencia de las injusticias que comete el Gobierno de Madrid. ecíamos en nuestro comentario del viernes que respetamos y admiramos la labor que están realizando las patronales canarias, pero no es suficiente. Es necesario dar un paso más y romper con las grandes causas de nuestros males: el colonialismo y la existencia de un Gobierno de Canarias en manos de un necio político.

Ni los sindicatos, ni las patronales, ni ninguna corporación canaria son entidades autónomas. Cualquier pretensión de autonomía es una falsedad cuando impera la tiranía colonial. España, lo señalamos una vez más, nos disfraza de comunidad autónoma para ocultar la brutal opresión que ejerce sobre nuestro pueblo. Un pueblo al que se le privó de actuar con su libre albedrío hace casi seis siglos. ¿Es justo mantener esta situación? ¿Por qué debemos estar sujetos a lo que nos dicten desde Madrid? ¿Cómo es posible que hayamos dejado caer en manos extranjeras unas islas que siempre fueron afortunadas? Porque España es una nación extranjera para nosotros, que no somos españoles sino canarios. Ni siquiera somos europeos sino africanos, aunque tengamos una cultura y una lengua europeas.

Pese a esta realidad, algunos españolistas y amantes de la españolidad de este Archipiélago insisten en decir que somos españoles. Uno de estos españolistas incluso presentó una moción en un ayuntamiento para que se reconociese esa falsa españolidad canaria. Lo peor de todo es que tal moción fue aprobada. Una locura porque basta que abramos la boca en la Península para que los españoles se den cuenta de que no somos como ellos. Nos miran con curiosidad y nos tratan bien, pero saben que no somos españoles, aunque callan por respeto -pero no por convicción- cuando alguno de nosotros, narcotizado por casi seiscientos años de sometimiento colonial, dice que es español. Los españoles nos observan atentamente para ver cómo somos porque, no nos cansaremos de decirlo hasta que se convenzan todos, saben muy bien que no somos como ellos.