Mi señora esposa insiste una y otra vez en que salgamos de viaje. Que nos metamos en avión ocho horas, que nos pasemos seis o siete días sin ipad, sin smartphone y sin geolocalizador. Yo le insisto que de aquí no me saca nadie, que no me muevo a ningún sitio. Si tantos vienen a disfrutar de estas Islas, las que en el pasado se llamaron afortunadas, ni loco me voy. Aquí llevo 27 años y les va a costar echarme, así que no me marcho, y menos en vacaciones. Me quedo aquí. Así disfruto de algún que otro día de agosto. Además, arrimamos el hombro y consumimos aquí, y así hay menos paro, contratan más gente, para los chiringuitos, para los bares, para las hamacas, para los hoteles, para las terracitas, para las rebajas... así que aquí se queda uno a disfrutar de las Islas en vacaciones de verano. Por eso no me voy. Tengo un amigo touroperador que me acaba de advertir: "Canarias es el destino refugio para nosotros". Así que los viajes previstos con destino a Egipto se van a Canarias. Magnífico le dije. Aunque seguro que la patronal hotelera se queja. He visto hoteles a reventar y quejarse que estaban al 50%. Y aunque el turismo sea la gran salvación, por el sol y por la playa, no cuidamos los detalles. Sumamente importantes. Os cuento.

El panito. ¿Quién de uds. no ha acudido a cualquier restaurante, bar o guachinche y ante la propuesta de condumio te mandan delante una cesta con el panito? A veces acompañado con una porción de margarina o mantequilla y en la mejor de las ocasiones con mojo o almogrote. Así haces boca de cara a lo que viene y te vas pensando si pedir pulpo, garbanzas, cherne.... En ocasiones, la presencia y la calidad del panito te da una pista de la calidad de lo que te espera. Por lo que sé, por lo que he visto y por lo que pruebo. Hay lugares en que el panito está en la cestita esperando a caer en una de las mesas desde las 7 de la mañana. Si cae en tu mesa a las dos, ya imaginas como está. Duro como un tonique. Al final, te llega la cuenta y "zas" te endiñan los 2,40 euros por el pan. Pero tu no lo has pedido. Pero el Don te dice que te lo has mandado enterito. El 99% de las ocasiones cuela. Es una costumbre que crea ley. La ley del panito. Pero eso no es así. Cuiden los detalles. Hay que pagar por lo que se pide, no por lo que te ponen. Si no lo has pedido, eso no se debe pagar.

Casi nada. Siguiendo con costumbres de este tipo, hace apenas unos días unos amigos se alojaron en un grandioso hotel de Guía de Isora. Espectacular, por todo. Servicio, limpieza, atención, detalles... pero, claro, cuando dejaban el resort –así les gusta que lo llamen– y leer los detalles de su factura todo estaba perfecto y les llamó la atención que le cargaron un importe por un concepto que se podía leer "for the children". Al preguntar, le respondió el personal que cobraban un euro para los niños. Por dios, ¿cómo?, ¿qué niños?, le dijo mi amigo. Le cargamos un euro por factura y se los damos a los niños que pasan hambre en Canarias. Tengo la factura, mi amigo me la dio. Pues me mantuve incrédulo cuando me lo contó. Cuiden los detalles, señores. Esto se puede –como todo– pero no se debe hacer.

Lo último en estos días de rebajas. Detalle de cómo no fomentar las ventas. Un señor se prueba un traje en una tienda de máxima calidad –reza su nombre– en la santacrucera calle Castillo. Cuando llama al dependiente para que le acorten los bajos del pantalon le espeta que, "en rebajas, no tenemos ese servicio". ¿Cómo? "Son órdenes del encargado".... Obvio más detalles; por ahora. Así que cuiden los detalles, señores. Que de esto, al menos esta vez, no tienen culpa los gobernantes.

*Abogado director del Bufete Inurria. @inurriaabogado.