Lo que ya no esperábamos que sucediera en este siglo y, probablemente, en el próximo, se va, increíblemente, a realizar en tiempo no muy lejano. En el número del jueves 6, este periódico publica el casi milagro de que la Unión Europea confirma que financiará al futuro puerto de Granadilla, actualmente en obras, con 67 millones de euros, que, al parecer, es la cantidad necesaria para realizar los trabajos actualmente en marcha después de numerosas detenciones y aplazamientos motivados por protestas y reclamaciones de lo más diversas de los que se dicen protectores del medio ambiente. Nos consta, como a toda la población, que hubo hasta amenazas y continuaban los trabajos del puerto, y por eso se tardó unos cuarenta años entre el supuesto comienzo de las acciones después de que se empezaran a hablar del futuro puerto, que los expertos consideraron necesario para cubrir la absoluta necesidad de la ampliación del puerto de Santa Cruz y la consiguiente interrupción del servicio marítimo de carga y descarga, además del de pasajeros.

Y fueron los expertos los que consideraron faltos los muelles de línea de atraque, e incluso de espacios para carga, y, vista la incapacidad de los muelles santacruceros, optaron, como solución más razonable, por poner en marcha las reformas consiguientes, el dispositivo portuario granadillero.

Estamos, pues, a Dios gracias, si se confirma lo anunciado por la Unión Europea, en el principio del fin de un empeño que estuvo a punto de llevar a cabo el señor Suárez Trenor, quien dio una conferencia pública que activó el asunto y casi consiguió el comienzo de las obras, pero aunque avanzaban, no terminaban. Y en ese punto estamos aunque no se avanza suficiente y aun no se habla de una finalización a tiempo fijo.