Existe bastante afición en la prensa inglesa a pintar panoramas catastróficos para la economía europea. A la reciente portada de "The conomist" con una foto de los principales líderes de la U, Merkel y Rajoy entre ellos, caminando hacia un precipicio le ha seguido un artículo sobre una spaña apuntalada y a punto de venirse abajo. Las informaciones uno las encuentra donde quiere, a veces donde más le conviene, y las opiniones son libres. Chocan un poco, en cambio, las contradicciones. Por ejemplo, que el mismo artículo pronosticador de la dolorosa etapa que tiene por delante el pueblo español reconozca, con gráfico incluido, que nuestro país sea el único de los cuatro grandes (junto a Francia, Italia y Alemania) en el que se han reducido los costes salariares de forma significativa. n los otros tres han aumentado.

Nadie admite de buena gana que le reduzcan el salario. Al margen de la productividad, y de otras consideraciones asimismo serias, ganar menos de un mes para otro causa la sensación de un retroceso. Sin embargo, bajarnos el sueldo a todos es lo que hacía antes el Gobierno cuando estaba entre sus prerrogativas devaluar la moneda. No nos dábamos cuenta porque seguíamos cobrando lo mismo, aunque ya no podíamos comprar lo mismo porque a toda devaluación sigue una inflación proporcional. l segundo efecto de la devaluación de la peseta, cuando existía, era el encarecimiento de las importaciones y el abaratamiento de las exportaciones. s decir, una mejora en la balanza comercial. Lo cual nos lleva a la segunda contradicción sobre spaña del artículo publicado por "The conomist".

La relación entre lo pagado por comprar fuera y lo cobrado por vender las producciones propias, lo que se denomina usualmente balanza comercial, ha mejorado desde niveles muy negativos en el bienio 2007-2008 hasta valores positivos en el primer trimestre de 2013. La gente cobra menos, tiene menos dinero para gastar y, además, es más cauta a la hora de echar mano al bolsillo. Como consecuencia, importamos menos y vendemos más porque, al costarnos menos producirlo, podemos venderlo a mejor precio. l retorno de las compañías de automoción a las plantas españolas demuestra esta tendencia. Curiosamente, también están regresando las producciones textiles. La única razón de fabricar una camisa en China es el menor coste laboral. Todo lo demás (distancia, peor control de la calidad, bastante retardo para adaptarse a las siempre cambiantes modas, etcétera) son inconvenientes. Si se reducen los salarios en spaña y Portugal, con un simultáneo incremento en los países asiáticos debido al aumento del nivel de vida, vuelve a ser interesante abrir las fábricas europeas.

¿Volver a los años previos a la crisis? Muy difícil o directamente imposible. No es creíble que los albañiles vuelvan a cobrar más que los arquitectos, ni que en Canarias haya 500 estudios de arquitectura. Ahora apenas quedan 50. Tendremos una economía adaptada a nuestro tamaño y sustentada en lo que seamos capaces de producir a precios interesantes para los clientes potenciales. ¿Supone esto el calvario que augura "The conomist"? No lo sé. Para algunos a lo peor sí, pero no veo otra opción.

rpeyt@yahoo.es