No nos cansamos de decir que los canarios tenemos lo que nos merecemos. Es muy grave admitir que nos merecemos el expolio al que nos sigue sometiendo España casi seis siglos después de que llegaran a estas Islas los adelantados al frente de sus tropas regulares y de los mercenarios que las acompañaban, pero en realidad es así. ¿Qué hemos hecho para quitarnos de encima el yugo colonial? Que nadie piense lo que no es y saque conclusiones erróneas: no estamos llamando a la violencia pero sí a que digamos, alto y claro, tanto en la calle como en las instituciones, que estamos hartos de que se nos impongan decisiones tomadas a 2.000 kilómetros de distancia. Sin necesidad de recurrir a la violencia -las actitudes violentas jamás están justificadas-, hay mil formas de forzar a España para que se siente a negociar la independencia de Canarias.

Para empezar, los gobernantes de Madrid están obligados a cumplir normas internacionales de las que en, en su día, fueron signatarios. Por ejemplo, la Resolución 1.514 del Comité de Descolonización de los Pueblos de las aciones Unidas. o hace falta quemar contenedores en la vía pública o apedrear escaparates para forzar a las autoridades metropolitanas a cumplir unas normas que, insistimos, les afectan de forma directísima. Hace falta que, por fin, se alce una voz pidiendo la independencia en un ayuntamiento, en un cabildo o en el Parlamento de Canarias. Ese día la Cámara regional recuperaría el prestigio -además de la credibilidad ante el pueblo- que le han hecho perder quienes se sientan en sus escaños. Sin embargo, en este punto tropezamos con uno de los principales obstáculos en el camino hacia la soberanía nacional canaria: carecemos de un partido auténticamente nacionalista.

Coalición Canaria está muy lejos, en lo que se refiere a sus planteamientos independentistas, de CiU en Cataluña o del PV en Vasconia. Lo está porque CC no es una formación política nacionalista, sino una caterva de bolsilleros políticos. De manera simultánea, los partidos patriotas están excluidos del Parlamento de Canarias por una Ley injusta. o solo injusta, sino pensada ex profeso para que no se pueda oír la voz de quienes no quieren que continuemos como una colonia disfrazada de comunidad autónoma, sino que aspiran a que seamos una nación con bandera y asiento en los foros internacionales. Una nación con ciudadanos que sean canarios, no españoles a la fuerza o marroquíes potenciales, porque nuestro vecino del Magreb puede incorporarnos a su territorio cuando lo desee, y no es necesario que volvamos a repetir las muchas razones que le asisten para hacerlo.

Supone un serio inconveniente, como decimos, no contar con un partido nacionalista fuerte y canario por encima de cualquier otra consideración y, por otra parte, tener relegados a los patriotas. Sin embargo, no es la hora del pesimismo sino del optimismo. Sabemos que las dificultades son muchas, pero al mismo tiempo somos conscientes de que tenemos al alcance de la mano recuperar la libertad que tan vilmente les fue arrebatada a nuestros antepasados por la fuerza de las armas. Los políticos españoles deben renunciar a un egoísmo que, por otra parte, no los conduce a nada. El imperio británico se evaporó en la segunda mitad del siglo XX. Hoy solo quedan unos restos aquí o allá aunque, como bien ha señalado la Comunidad Canaria en Londres, Gran Bretaña entiende que esas posesiones son colonias y que, por lo tanto, no forman parte de su territorio metropolitano.

o es eso lo que hace el Gobierno español porque España, a diferencia del Reino Unido, no es un país políticamente civilizado. Los políticos españoles siguen pensando, al igual que en el siglo XIX, que esta colonia es su finca de ultramar y que quienes vivimos en ella somos unos aparceros sobre los que se puede ejercer el derecho de pernada. o advertimos la menor intención por parte de la Metrópoli de constituir esa mencionada comisión para negociar el traspaso de poderes. Por lo tanto, insistimos en que resulta imprescindible una pacífica pero decidida acción del pueblo canario.

Asunto distinto es qué canarios han de formar parte de esa comisión. A estas alturas está muy claro que no vale para ello ni Paulino Rivero, ni ninguno de los que forman su comparsa política. Pura chatarra que, para más inri, gobiernan sin haber ganado las elecciones. El Gobierno regional no es representativo de todos los canarios. Al contrario: es falso, aunque esté legitimado por las leyes. Rivero, Mena y el resto de los secuaces políticos son traidores al pueblo canario. Tanto, que no dudamos de que en cualquier momento de la negociación con los españoles sobre la independencia de Canarias puedan hacernos cualquier faena y dejarnos peor de lo que estamos, aunque eso es difícil porque estamos muy mal. El presidente del Gobierno autónomo y sus compinches políticos son capaces de todo con tal de seguir en el poder y de seguir mamando.

De todas formas, insistimos en que el optimismo nos puede. Canarias será libre mucho antes de lo que piensan los que siguen defendiendo, absurdamente, la españolidad de este Archipiélago. Sin necesidad de recurrir a la violencia, avanzamos con paso decidido hacia la consecución de una nación con su Estado. o necesitamos poner bombas ni pegar tiros para alcanzar nuestra ansiada libertad. os sobra con la fuerza de la geografía, de la historia y de la economía, porque nuestros recursos alcanzan suficientemente para que no tengamos que padecer las vergonzosas colas del hambre o las fatales listas de espera.

Contamos a favor de nuestra independencia con el Derecho Internacional. Además de la citada Resolución 1.514, el colonialismo es una práctica tan execrable en todo el mundo como lo es la esclavitud. Uno de los partidos independentistas, que colaboran con esta Casa se ha dirigido al secretario general de las aciones Unidas para reverdecer el asunto de esa disposición del Comité de Descolonización de los Pueblos. La independencia de Canarias es urgente porque somos la primera y, en consecuencia, la más antigua colonia de Europa. ¿Cómo se puede seguir diciendo que el Teide es el pico más alto de España, si no está en Europa sino en África? Esa es una de las muchas mentiras con las que hemos convivido durante siglos. Una de las muchas creencias falsas que nos ha inoculado el colonialismo español.

o somos España, ni somos de España, ni somos españoles. Somos canarios de Canarias, que es una nación aunque a día de hoy siga privada de su Estado. Antes somos de Marruecos que de España, porque estamos en sus aguas; somos, lo repetimos, un archipiélago costero africano, no una ultraperiferia europea. Ese es otro de los subterfugios empleados para disfrazar nuestra ignominiosa situación colonial, al igual que la sufrida por los territorios franceses de ultramar, entre ellos Guadalupe, Martinica, Reunión o la Guayana Francesa. De nuevo estamos ante colonias en las que, a diferencia de Canarias, se están produciendo movimientos violentos para conseguir la independencia. Una violencia, lo reiteramos por enésima vez, que no deseamos. Por eso apelamos a la sensatez de los gobernantes españoles. Tanto en el caso de Francia como en el de España, esos territorios tendrán que ser libres en un futuro no muy lejano. Tan absurdo es que Guadalupe, o la isla Mayotte en el archipiélago de las Comoras, sea territorio francés, como que Canarias siga formando parte de España porque así lo dice la Constitución española. Un ejemplo de lo contrario lo tenemos en Portugal, que reconoció la independencia de Angola, Mozambique y Cabo Verde.