Esta semana hay un puente. El puente del Día de Canarias. Aquí, cuando el país está en crisis, las fiestas se celebran con un puente; es decir, no trabajando. Seguimos en la cultura del ocio, que no me afecta, porque yo debo escribir todos los días, sean domingos o festivos, aunque a lo mejor yo no cuento porque he pasado a la edad del ocio eterno. Y, como corolario del dolce far niente, el Día de Canarias, fecha en la que se premia a los godos y se reúnen las fuerzas vivas de corbata para demostrar al vulgo, vía Televisión Autonómica, todo lo que mandan y lo chachis que son. Tan sólo con aludir al 37% de parados en las islas, ese acto institucional no se tendría que celebrar, ni el cóctel posterior, ni hacer el gasto de un solo euro para glosar el día de una patria que no existe porque se la han cargado. Y todavía se reúne Rivero con los corresponsales extranjeros en Madrid para plantearles la tensa relación de Canarias con el Estado. Sí, tensa, pero por su culpa. Por haber pactado con el perdedor y por no haber sabido negociar con el Gobierno central. Por eso es tensa.

2.- Además de ocio y de más paro, el Día de Canarias nos traerá discursos ramplones, sin nada dentro. Y Rivero hará emerger su escasa estatura desde la mesa presidencial para trasladarnos lo mal que vamos. Lo mal que vamos, pero por su culpa y por culpa de su mariachi, de sus palmeros y de sus culichichis, que son legión. Canarias no merece este Gobierno, pero de nada vale que yo lo diga aquí, y lo repita una y mil veces, si luego, a la hora de votar, los vuelven a elegir. A lo mejor es porque las islas tienen lo que se merecen, algo que también he dicho mil veces. En fin, que tampoco me voy a dejar arrastrar por el desánimo, no voy a hacer más crónica pesimista, que ya está bien. No volveré a tocar este tema.

3.- Día de Canarias; es decir, celebramos una tristeza. No celebramos una festividad alegre y optimista; no vemos ni un solo rayo de esperanza; no queda ni un átomo de motivo para ser felices. Los ciudadanos están arruinados, los empresarios no levantan cabeza, los bancos siguen abusando de la permisividad de los gobiernos y a nuestro Ejecutivo regional no se le ocurre una sola idea para beneficiar al pueblo al que mandan. Pero saldrán, emperchados y autosuficientes, a entregar premios y a hacer discursos, porque hace tiempo que este pueblo se alimenta de palabras; sólo de palabras. Y así se está escribiendo la historia contemporánea. La historia más triste jamás contada. La historia de un pueblo que pasa hambre y que, en tantas ocasiones, no tiene dónde vivir ni qué comer. Bonito Día de Canarias. Feliz Día de Canarias, don Paulino.

achaves@radioranilla.com