Para que el confiado pueblo canario no se deje embaucar por los demagogos del "no a las prospecciones petrolíferas", que tanto daño están haciendo en estos momentos de grave crisis económica y escalofriantes cifras de paro, y siguiendo con la divulgación del documento confeccionado por Repsol, para que tenga criterio propio, hoy informaremos de la "Exploración y explotación en Noruega", uno de los epígrafes del citado documento, cuyos datos resultan muy elocuentes y reveladores. En efecto:

El sector del petróleo ha contribuido significativamente al crecimiento de dicho país y al financiamiento de su Estado de bienestar y, además, el desarrollo científico e industrial adquirido ha beneficiado enormemente a otros sectores complementarios. En el año 2009, el sector representó 206.000 puestos de trabajo directos, el 70% de las exportaciones totales, el 17 % del producto nacional bruto y el 26% de los ingresos del Estado. ¿Cómo puede Canarias permitirse desestimar la enorme riqueza que supondrían los beneficios del petróleo localizado en los yacimientos canarios? Véanse los antecedentes de la actividad petrolera en Noruega:

El descubrimiento de la existencia de petróleo por Philips Petroleum Company Norway en Ekosfisk (1969) significó una historia de éxitos para la economía de Noruega. Este país comenzó a producir petróleo en 1971 y se estima que se ha extraído el 40% del total del petróleo y gas que está repartido en tres zonas: Mar del Norte, que concentra la mayor cantidad de recursos; Mar de Noruega, y Mar de Barents.

El Estado noruego, propietario de los yacimientos y de su gestión en exclusiva (Petoro), obtiene casi el 30% de sus ingresos del petróleo y tiene un 67% de participación en Statoil, recibiendo ingresos en forma de dividendos que, en el año 2011, fueron de 1.784 millones de euros. Gran parte de los ingresos obtenidos por Noruega son invertidos mediante el Fondo Estatal de Pensiones (SPU) en empresas y bonos en todo el mundo. El fondo petrolero, sujeto a estrictas directrices éticas para la inversión, es propietario, en un promedio, del 1% de los mercados bursátiles globales.

En Noruega hay en la actualidad más de 70 campos de producción y cuenta con 146 licencias de producción y 14 "joint-ventures" en instalaciones, gasoductos y oleoductos, según datos de 2012. Y, precisamente, el medio ambiente, es uno de los aspectos más importantes de la política energética. De hecho, las políticas de gestión medioambientales y de recursos son un componente clave de la política exterior y de seguridad de Noruega, desempeñando un papel preponderante en los esfuerzos para establecer un soporte legal de cooperación internacional en asuntos de medio ambiente. Y también, uno de los objetivos primordiales de la política de cooperación de Noruega es promover una gestión sólida del medio ambiente global y de la diversidad biológica.

Repsol, que entró en Noruega en 2008, cuenta con 8 bloques exploratorios en aguas noruegas, de los cuales opera dos (986 Km2). A principios del año 2012, la compañía obtuvo la adjudicación de 6 nuevas licencias de exploración y en una de ellas actuará como operadora. Repsol, por tanto, ha sido muy bien recibida en un país que es reconocido internacionalmente como un modelo en la creación y desarrollo de un sector industrial diversificado y ejemplar, pasando, en 40 años, a ser uno de los mayores exportadores de petróleo y gas, proveedor internacional de productos y soluciones tecnológicas.

Noruega no solo creó un estándar de Gestión y Seguridad, Salud Ocupacional y Medio Ambiente que deben cumplir sus contratistas, como mandan los cánones internacionales; sino que compatibiliza la actividad petrolera con una amplia y restrictiva regulación en lo que se refiere a vertidos y emisiones de CO2, etcétera. Asimismo, Noruega fomenta el estudio y aplicación de las energías renovables en los centros de producción "off shore": conexión de las plataformas con la red eléctrica continental de origen hidroeléctrico, almacenamiento de CO2 en yacimientos agotados o formaciones geológicas bajo tierra, utilizando el calor producido por la combustión de gases en la plataforma como generador de vapor para utilizarlo en la producción de electricidad, etcétera.

A la vista de toda esta rigurosa información, ¿quién puede afirmar alegremente que las futuras prospecciones que realice Repsol en Canarias no contarán con tecnología punta y con todas las medidas legales de seguridad medioambiental?

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