No hay financiación para el anillo insular tinerfeño, pero todos quieren que llegue su culminación a la vista de la bofetada política irradiada desde Gran Canaria con la inauguración de la autopista al Puerto de Mogán, de la que ya informamos ampliamente aquí hace unas semanas, apertura que no ha caído nada bien en distintos ambientes tinerfeños que comprueban cómo, cada día, las obras en Tenerife de todo tipo se retrasan de manera inexplicable. Desde los hospitales del sur y norte, la conclusión de todas las comunicaciones de la Isla, incluido el enlace de El Chorrillo, el puerto de Granadilla, la segunda pista del Aeropuerto del Sur hasta, simplemente, el empichado de la calzada desde Los Rodeos hasta Tacoronte, todo parece atravesar un falso y oscuro túnel, como el recién inaugurado en Santa Cruz, donde tropezaron una serie de competencias en continuas colisiones que, con ayuda de los del "no a todo", retrasan lo que ya debería estar terminado.

Parece, pues, que no existe una política coordinada entre las distintas administraciones, consiguiéndose así el penoso espectáculo ofrecido por las autoridades con el citado soterramiento cuyos argumentos en discusión eran simples pero, a la vez, complicados y absurdos: "¿De quiénes son las competencias para llevar a cabo el estreno del túnel de la avenida litoral? Su efectividad está aún por comprobar. Es decir, ¿valía la pena dedicar tantos dineros, como los derrochados en la vía del Barranco de Santos? ¿De verdad, de verdad, la ciudad se ha acercado a la mar?

Lo único tangible es que se han ganado unos 40.000 metros cuadrados en superficie, aunque, ¡atención!, no se han iniciado las obras de acondicionamiento y peatonalización. Tenemos nuevo conflicto a la vista. El Ayuntamiento del Chicharro ha recordado al Gobierno de Canarias la urgencia en la ejecución de estas acciones, a lo que se le ha contestado que estos gastos tendrá que asumirlos el Consistorio. El alcalde Bermúdez se cabrea y se opone porque en su magín circulan proyectos que abarcan desde un gran espacio dedicado a la infancia, así como la creación de zonas de ocio, incluidos restaurantes y bares.

Pero es que hay otro problema grave, y es el que atañe a las empresas que han soportado durante tres años las obras de esta nueva vía. Algunas veteranas se han visto forzadas a cerrar. Se las ha condenado a soportar un sinfín de incomodidades y obstáculos. No tenemos remedio. Mientras en Gran Canaria todos aplauden la construcción de un montón de túneles, puentes y viaductos, sin ningún choque entre administraciones, aquí seguimos con las mismas boberías que tratan de solapar las irresponsabilidades.

Hace dos años, escribimos aquí, con ciertas dosis de alegría, que el Anillo Insular avanzaba a pesar de que, desde hace demasiado tiempo, existe un debate sobre el asfalto tinerfeño, debate que ha llegado a La Moncloa de la mano del ministro Soria (el artífice de toda la magnífica red viaria canariona), influyendo en el presidente Rajoy, quien no ha dudado en castigar a Tenerife utilizando el convenio de carreteras reduciendo la inversión, en sólo dos años, en un 75%, según el consejero de Obras Públicas del Gobierno de Canarias, Domingo Berriel. Cuando expresamos aquella alborozada situación del anillo, se había llegado al cale del segundo túnel de El Bicho; en 2012, Armeñime y Santiago del Teide estarían más cerca y la velocidad pasaría de los 40 kilómetros por hora a los 100, con lo cual se tardarían 10 minutos entre las dos poblaciones. ¿Qué ha sucedido? Pues que el bloqueo del PP en las inversiones (25 millones) ha paralizado todo y que el tramo Adeje-Santiago del Teide, desarrollado al 80%, lo tendrá que ejecutar la consejería con financiación propia, favoreciendo la terminación de este tramo sur del anillo. El trayecto Icod-El Tanque estará finalizado en febrero del próximo año. Pero quedan todavía dos grandes escollos: Los Realejos-Icod (impacto medioambiental) y el túnel de Erjos-Santiago del Teide, el más largo y el más costoso. Aquí es donde está el peliagudo atasco, sin solución ni a corto ni a medio plazo. La Isla continúa esperando.

Por si saben algo, habrá que preguntar a los mandamases "populares" tinerfeños, habituados a la genuflexión ante Rajoy.