Difícilmente puede alguien restarle importancia al trabajo y al esfuerzo que ponen muchos empresarios en continuar con su local abierto, que funcione y que genere trabajo. Lo de beneficios por ahora lo dejamos. El ímpetu, buenas maneras y ganas de hacer las cosas bien es lo que respiramos de Juan, en La Hierbita. Cada vez que acudimos a este emblemático lugar santacrucero nos suelen recibir con una tremenda sonrisa y ganas de hacer bien las cosas, y todos se encargan de que así lo sientas.

Al recibir este trato, nos acostumbra mal. Una práctica tan desterrada o desfasada en el sagrado servicio de tabernero. Un trato que debería imperar. Hoy, lamentablemente, las malas formas están más de moda, es el lado oscuro. Pero en ese sitio no, como lo mismo ocurre en el de mi amigo Alfonso. El ímpetu con el que se hace frente a las situaciones de lidiar con la siempre difícil y variopinta clientela me parece poco común. Así que te tomes lo que te tomes, comas lo que comas, lo que sí te llevas siempre son buenas maneras y un tremendo gracias, siempre gracias. Como ahora practico dando gracias a todos los que tienen la amabilidad de leerme cada domingo.

Si estás mandándote una cerveza, un cortado o una cuarta de vino... y estas leyendo estas letras, ten muy en cuenta que estás aportando, estimulando e impulsando a que ese negocio siga adelante. Y que has decidido ir a ese guachinche entre otras cosas por el trato que recibes. Vas a disfrutar, a pasar un buen rato y a veces... ocurre.

¿Qué hacemos cuando recibes un trato que no es el que esperabas? De un lugar a donde vas a disfrutar, con la familia, con los amigos, con tu pareja, y te encuentras al camarero, encarado, que no te saluda, que te pone el cortado con la leche fría, aguado, la garimba sin espuma y sin gas. Lógico que en situaciones como la que vivimos estamos más sensibles y debemos de dotarnos de un mayor grado de comprensión. Hoy con mucha más frecuencia se suele pedir la temible hoja de reclamaciones. Esta llegará si la pericia del encargado es escasa, pues en la mayoría de los casos se suele solucionar con unas sencillas disculpas y asunto arreglado. Pero en otras ocasiones no, bien por la insistencia del consumidor, por la gravedad de la queja o por otra cuestión... lo dejo a vuestra imaginación.

Por eso en nuestro Lenguaje Jurídico si, pese a todo, pensamos que debemos solicitar la hoja de reclamaciones el establecimiento tendrá a disposición la hoja. Por triplicado. Cuando la tengamos y con calma exponemos con brevedad qué es lo que nos molestó y después le toca al establecimiento rellenar lo que opina de la situación y listo, te la entregan sellada y firmada. Y ahora es el usuario el que debe presentarla en la Oficina Insular o Municipal de Información al Consumidor, o en la Dirección General de Consumo. Sin olvidar las pruebas, pues sin ellas poco prospera una reclamación.

En la mayoría de las ocasiones, si no se ha solucionado con un disculpa y un gracias, se suele solucionar mientras se rellena la reclamación o se contesta por el establecimiento. Aun así, si salimos con la hoja rellena, queda presentarla en el organismo y en la mayoría de las ocasiones eso no ocurre. Y no perder la paciencia, que es lo que se pierde cuando más se necesita. No perder la posibilidad de adoptar la actitud conciliadora. La actuación de las administraciones es fundamentalmente conciliadora con la finalidad de lograr de buena fe un acuerdo entre ambas partes.

Para bien, y en ocasiones para mal, no se suele hacer uso de la queja fundamentada. En nuestra opinión, como usuarios para mejorar el servicio. Cuando algo no funciona, debemos colaborar y ayudar para mejorarlo. Ese es el ánimo que debe imperar y jamás llegar a un conflicto. Pensemos que si el camarero te atendió mal pudo tener un mal día. O, al contrario, tú has podido tener un mal día y percibir que te atienden mal. Pero para mejorar pensemos en qué, cómo y cuándo. Hay que cuidar nuestra fuente de riqueza, eso sería el qué. Empezando por el trato exquisito, seguido de las formas, eso sería el cómo. Y cuándo. Pues ahora, ya, hoy mismo.

@inurriaabogado