Los resultados de los exámenes celebrados en la última convocatoria de oposiciones a maestro en Madrid, tema del que ya me ocupé en mis dos últimos artículos, ha dado lugar a que se generara una polémica. Las disparatadas respuestas de algunos de los aspirantes y, sobre todo, el hecho de que el 86 por ciento de los opositores no superaran las pruebas, pone de manifiesto la cuestión de la calidad del profesorado y la idoneidad de su proceso de selección para ocupar una plaza de docente.

Efectivamente. El gran número de comentarios desfavorables aparecidos en las redes sociales, así como las protestas de los sindicatos contra la Comunidad de Madrid por haber difundido los resultados de estos exámenes han disimulado su verdadera importancia, como es el modo de seleccionar a los maestros y cómo se les incentiva para que sean excelentes docentes durante el ejercicio de su profesión en la enseñanza pública.

Veamos. En el último informe de PISA, que como sabemos se considera la prueba más fiable para comparar los sistemas educativos de los diferentes países, destaca que el dinero invertido en educación por alumno no es un factor determinante en los resultados obtenidos porque una mayor inversión no garantiza un mejor sistema. Por el contrario, la calidad del profesorado aparece como el elemento más importante para las buenas calificaciones de los estudiantes.

Los países con mejores resultados basan su éxito en tres claves: 1) conseguir a las personas más aptas para ejercer la docencia; 2) desarrollarlas hasta convertirlas en educadores eficientes, y 3) garantizar que el sistema sea capaz de brindar la mejor instrucción posible a todos los niños. Es decir, estamos hablando de excelencia educativa, porque la calidad de un sistema educativo es directamente proporcional a la calidad de sus docentes.

Un vez aclarado esto, la pregunta es obvia, ¿cómo conseguir estos grandes maestros? La respuesta es bien simple, disponiendo de un buen sistema de selección que atraiga a los jóvenes más brillantes en la carrera de Magisterio y con vocación, así como en la creación de una carrera profesional con los mejores incentivos, que ayude a progresar a los mejores, les premie y recompense como merecen y esperan. Incomprensiblemente, España no destaca ni en una ni en otra cosa, y eso se nota en los resultados de las pruebas internacionales, como PISA.

Creo que es necesario y conveniente que en la selección de maestros para impartir clase el proceso selectivo debe ser exigente y atrayente. Los países con mejor sistema educativo, sin necesidad de someter a los candidatos a unas pruebas, como las oposiciones, les captan en el primer tercio de cada promoción de graduados; en el primer 5% en Corea del Sur, en el 10% superior en Finlandia y en el 30% superior en Singapur y Hong Kong. O sea, que los mejores estudiantes de estos países serán los futuros maestros. El magisterio es una profesión demandada y muy valorada por la sociedad. No sólo por la calidad de sus profesionales, sino por el respaldo y el apoyo de que gozan socialmente.

Volviendo al tema de las oposiciones celebradas en Madrid, la Consejería de Educación de dicha comunidad, a la vista de los desastrosos resultados ha anunciado que va a pedir al Ministerio de Educación una revisión de los planes de estudio de Magisterio, así como de los temarios exigibles en las oposiciones, como también los sistemas de selección del profesorado, pues tal como está actualmente esta selección no obedece a criterios de calidad donde se valore preferentemente los conocimientos, sino a un injusto proceso en que prevalece la experiencia docente. Y así va la educación en España, a la cabeza de Europa en fracaso y abandono escolar. ¡Qué vergüenza!