No nos creemos que esté descendiendo el número de personas en las listas de espera para recibir atención sanitaria. Y si fuese cierto que disminuyen esas listas, es porque no se apunta nadie más para no asustar al pueblo. Es muy extraño que, como publicábamos ayer, con varios meses de retraso y después de que los sindicatos y el PP lo reclamaran en numerosas ocasiones, la Consejería de Sanidad haya dado a conocer en su página en Internet las cifras de personas afectadas por los retrasos en la atención hospitalaria correspondientes al período comprendido entre el 1 de enero y el 30 de junio de este año. Lo que dice la razón, lo que nos indica el sentido común, no es eso.

Canarias no va bien. No puede ir bien mientras sea una colonia española y mientras esté al frente del Gobierno regional un demente político a quien ciega su afán de seguir en el poder. Lo que está ocurriendo en el Ayuntamiento de Santa Cruz clama al cielo. Luego hablaremos de esto, porque también están por medio otros asuntos no menos tristes o desafortunados. Por ejemplo, la situación de una compañía aérea, Islas Airways, que el martes tuvo que suspender sus vuelos, aunque a lo largo del día de ayer recuperó la normalidad en parte. Ya veremos si el problema se soluciona o empeora. Lo más probable es que empeore, y no debido a la mala gestión de los directivos de esa empresa, sino por las inaguantables condiciones de miseria que ha propiciado el Gobierno de Paulino Rivero. Hoy es una aerolínea, ayer un incontable número de pequeños comercios, mañana otra multitud de trabajadores autónomos y al día siguiente vaya usted a saber qué. La quiebra de empresas es continua al igual que lo es el número de desempleados. Desempleo, hambre, miseria, emigración: esta es la Canarias que nos ha endosado el mayor necio político que ha pisado estas Islas.

Con respecto a la compañía aérea con problemas -dificultades de liquidez, según aseguran sus responsables- debemos decir que no es legítimo tener al personal sin cobrar una parte importante de los salarios. El sueldo de un trabajador debe ser sagrado para cualquier empresario. Sin embargo, también hace falta un punto de comprensión por parte de los trabajadores cuando su empresa atraviesa dificultades. Fingir bajas médicas para paralizar la compañía es una actitud comprensible por el enfado ante los impagos, pero no resuelve el problema. Al contrario: lo agrava. Lo que procede en estos momentos es colaborar para el mantenimiento de la empresa, lo cual supone también conservar esos puestos de trabajo que hoy están en el aire, nunca mejor dicho. No estamos defendiendo a Islas Airways en detrimento de los trabajadores, ni al revés.

En España y en Canarias hace falta racionalizar mucho el funcionamiento del sistema laboral. Empezando por los horarios, de los que tanto se habla en estos días. Hay que suprimir las largas pausas a mediodía para las comidas y las siestas, al igual que los desayunos, el cigarrito y las llamadas de teléfono a la largo de la mañana. Nos parece bien que se vaya al horario anglosajón de nueve a cinco, con un ratillo al mediodía para comer.

Acabamos con los ayuntamientos. Es una infamia que el alcalde de Arona siga sin dimitir pese a haber sido inhabilitado para ejercer cargo público mediante una sentencia judicial. A estas alturas debería no solo haber dimitido, sino ingresado en prisión por desobediencia a la Justicia. ¿Cómo es posible que se ría del pueblo y de los jueces sin que le ocurra nada? Tiene a su favor el señor Reverón que el pueblo de Arona, al igual que el de toda Canarias, es muy pacífico. Una vez más estamos ante el silencio de los corderos.

Más infame todavía es la situación de Santa Cruz. Queremos echarle una mano a Bermúdez, pero no podemos por su servilismo con Paulino Rivero. El pueblo de Santa Cruz no le perdonará en la vida que haya convertido en primer teniente de alcalde al mayor enemigo de la ciudad. El pueblo santacrucero no le perdonará esta infamia y puede que se tome la justicia no solo en las urnas sino por su mano, acto deplorable que de antemano condenamos. Así que debe retroceder por el bien de la ciudad y el suyo propio. Que escuche Bermúdez: "ayúdate que Dios te ayudará". Recordemos que Santa Cruz no tiene una playa en condiciones por culpa del socialista Martín y de su jefe, el nefasto y fracasado político Santiago Pérez. Martín quiere demoler lo que ha hecho Perrault en Las Teresitas y hasta el Plan General, con lo importante que es, no sale adelante por su culpa. En premio a todo esto, Bermúdez lo eleva a número dos en el Consistorio capitalino. ¿Hasta cuándo, pueblo de Santa Cruz?

¿Qué se puede esperar de los serviles que obedecen ciegamente a un truhán de las trampas políticas como Paulino Rivero?