ME LLAMA por teléfono el poeta icodense Francisco González Tosco, amigo de juventud y madurez, para aclararme ciertas dudas que yo dejé expuestas, sin querer, en mi artículo de la pasada semana. En él me ocupaba yo, no solo de fútbol, sino de bibliotecas municipales, entre ellas la de Icod. Con su prodigiosa memoria, casi octogenaria, Paco Tosco me señala datos que yo voy tomando por escrito para evitar tergiversaciones. Y me cuenta el poeta lo siguiente:

Dos distinguidos icodenses, don Enrique González Martín y don Domingo González Luis-Ravelo, en una breve estancia en Madrid, tuvieron la feliz idea de dotar a su pueblo de una biblioteca. A su regreso a Icod llevaron su iniciativa al alcalde, don Julio Arencibia Montesdeoca, quien aceptó encantado la idea. Se aprovechó que se acercaban las Fiestas del Cristo de 1948 y la estancia del gobernador civil, don Emilio de Aspe Bahamonde, para organizar el acto inaugural. Pronunció la conferencia de apertura el profesor Luis de Osuna y se designó primer bibliotecario a don Manuel Tricaz Ibars, entonces director de la banda de música de la ciudad. Don Manuel llegó a Icod, donde contrajo matrimonio y ya se quedó para siempre.

Los datos que mi amigo Paco me proporciona me sirven por ahora, como aclaración a alguno de los detalles que yo no tuve en cuenta. Pero prometo volver sobre el tema porque tengo más datos y no conviene dejarlos en el olvido. De todos modos, amigo Paco, muchas gracias por tu colaboración, siempre tan grata para mí. Pero no olvides que una biblioteca de patronato no es una Biblioteca Oficial aceptada por la superioridad. Ya hablaremos.

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Como escribo solo una vez cada semana siempre estoy corriendo el riesgo de que al publicarse la noticia, esta haya dejado de ser noticia. Estoy escribiendo el mismo día en que los periódicos hablaron, entre pletóricos y compungidos -cada uno a su aire, según su color político- de la noticia del año: Cataluña se quiere ir. Cataluña no ama a España. Cataluña nos da el esquinazo. Es posible y hasta probable que cuando este artículo se publique, todo haya cambiado. Ojalá que para mejorar. Pero habrá algo, en mis palabras, que no se habrá diluido como los azucarillos en el agua, después de meter tanto ruido asustando al personal. Lo que yo quiero añadir es lo siguiente:

Estuve en Santa Cruz ese día. En las inmediaciones del Cabildo, un hombre de mediana edad, entrecano, regordete y con gafas también gordas leía en voz alta a un amigo la noticia, de manera que todos los transeúntes pudieran oírlo, estas palabras:

-La situación está tan confusa que solo se arreglaría si resucitara Franco.

Los comentarios los dejo en boca del lector.

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Juan y yo somos amigos desde el año catapum. O desde el año de Maricastaña, como ustedes quieran. Él me aprecia y yo lo aprecio. Él me respeta y yo lo respeto. Él me envía una postal el día del santo patrón de la banca, que es también mi santo y yo le envío otra en la fiesta del Bautista. Sin embargo son muchas las cosas que nos separan. Si yo le digo que voy de vacaciones a Marte, él elige Saturno. O al revés, que no voy a tener yo siempre la razón.

Lo que no puedo perdonar a mi amigo es su ojeriza contra los ayuntamientos. Una ojeriza a la que yo correspondo con la que siento contra las comunidades autónomas, a las que yo borraría del mapa con un solo plumazo, comenzando además por la canaria. Para ver si aprendemos a no despilfarrar como lo hacemos. Estos Reinos de Taifas, llamados ahora comunidades autónomas, sólo saben gastar y gastar. Y lo hacen a manos llenas, culpando luego a los pobres ayuntamientos de todos los males económicos del país. Las comunidades son muy proclives a los gastos suntuarios, absolutamente superfluos y luego hacen culpables de sus derroches a los pobres ayuntamientos que apenas tienen para subsistir.

Cada vez que mi amigo Juan muestre su odio a los ayuntamientos le corresponderé con el mío a las comunidades autónomas. Siempre se ha dicho que el pez grande se come al chico, pero esta vez vamos a luchar para impedirlo. Juan luchará en un bando y yo en el otro. Pero seguiremos -creo- siendo amigos. Ya hay por ahí bastante gente enfrentada hasta con su propia sombra. Así nos va.