DOÑA María Candelaria Viña Rodríguez nació en Tejina (La Laguna) y es la mayor de tres hermanos. Estudió Bachillerato en el Instituto de Tejina y la licenciatura en la Universidad de La Laguna. Juró como abogado en octubre de 1989, siendo decano del Colegio don Ángel Ripollés. Hizo la pasantía, durante un año y medio, con doña Ana Cristina Galván. A partir de 1991, la llamó don Antonio Hernández y comenzó a trabajar en régimen de voluntariado como asesora jurídica del Proyecto Hombre; durante unos siete años con Auxi Palenzuela y más tarde con Juan Luis Perera. Es abogado rotal, por el estudio Rotal, de la Rota Matritense. En la actualidad, trabaja como abogado del elenco del Tribunal Eclesiástico de La Laguna. También es profesora de Práctica Procesal del Experto en Derecho Matrimonial Canónico para profesionales del foro del ISTIC y la UIMP y, últimamente, ha impartido algunas asignaturas en el Máster de Orientación y Mediación Familiar que oferta el ISTIC en colaboración con la Pontificia de Salamanca. Está casada con don Vicente Navarro Marchante, licenciado en Derecho y Ciencias de la Información, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de La Laguna. Son padres, de momento, de dos hijos.

Es el primer café que tomo con un abogado en ejercicio, y me resultó una señora encantadora, que me ha desmontado muchos de los prejuicios que tenía con esta profesión. Resumo el contenido de nuestra charla.

"Estudié Derecho quizá por accidente, pues quería estudiar Ciencias de la Información en Madrid. Cuando tenía concedida la beca para la Complutense, mis padres me propusieron que estudiase Derecho aquí, ya que los medios en aquel momento no eran suficientes y mis dos hermanos menores también querían estudiar. Mi abuela paterna, desde que tengo memoria, me decía que yo iba para abogado, porque no paraba de hablar y además comencé a leer desde los dos años y medio, es decir, que al final se cumplió su predicción. El primer año de carrera lo pasé fatal, pues todo era Historia y me aburría; segundo ya fue otra cosa: me enamoré, en un principio, del Derecho Penal, más adelante del Civil y poco a poco del Canónico.

Creo en el derecho a un proceso justo y en las garantías que da un Estado de Derecho. A la vez, soy consciente de que los administradores de la Justicia son humanos y pueden cometer fallos. Pero sí que creo en la Justicia y lucho por que en cada proceso se dé a cada uno lo suyo. Me he convertido en amante y defensora de las garantías procesales.

En caso de conflicto matrimonial o familiar, antes de recurrir a los Tribunales, siempre es aconsejable acudir a un orientador, ya sea como pareja o bien como unidad familiar, dependiendo del problema. Hoy en día, el camino para solucionar cualquier problema (y más en el ámbito familiar) pasa por la orientación, y si no hubiera remedio, la mediación para lograr un acuerdo con el que las partes pongan fin cuanto antes al conflicto. El divorcio contencioso es una mala solución en cualquier caso, porque sufren ambos cónyuges, y si hay hijos la batalla dura toda la vida. ¡No hay tregua! Por eso es conveniente que se formen buenos orientadores y mediadores. Como abogado, sé que es difícil plantear este tema, pues hay muchos intereses en contra, pero creo que nosotros, los abogados, también tenemos un papel que jugar para avanzar en ese camino de la mediación. Siempre salgo más satisfecha cuando logro un buen acuerdo que cuando gano un pleito contencioso; con el acuerdo no hay rencor ni resentimiento, por la otra vía siempre quedan secuelas.

Milité de forma activa en el movimiento Hombres Nuevos, desde los 16 a los 25 años, al que debo gran parte de lo que hoy soy como persona. Es un movimiento de apostolado seglar dirigido a aquellos jóvenes alejados, a fin de propiciar su encuentro con Jesús y convertirles en seguidor de sus enseñanzas, con una opción preferencial por los más pobres y desfavorecidos; como nos decía don Lucio: El árbol debe dar sombra donde está plantado, así que cada uno en el entorno que le ha tocado vivir debe fructificar y llevar una vida acorde con esa fe en Cristo. Además, adquieren valores humanos y cristianos que luego llevas a todos los ámbitos de tu vida".

Dejo para otro día su condición de esposa y madre, ¡es sorprendente!

y profesor emérito del CEOFT

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