Más que estudiar a una persona, refiero ahora el estudio de una sociedad peculiar y nada cohesionada: la canaria. Siendo esto último, esa evidente falta de cohesión, el elemento peculiar que antes señalaba y, sin lugar a dudas, un elemento más del síndrome del colonizado, en el que no se ha profundizado quizás por la complicación que conlleva.

Lo que hace falta es un desglose social minucioso, donde se identifiquen las clases trabajadora y burguesa, señalando el porcentaje de naturales y extranjeros que se añaden en ambas, al tiempo que se identifiquen los diferentes tipos de sujetos respecto a acercamiento o colaboración con el sistema colonial, e incluso defensa o intereses creados con este, y los sujetos más enfrentados al colonialismo y cómo llegan a esta situación o cuáles han sido los factores que llevan a los últimos a radicalizar su "grito de independencia".

El estudio que reclamo ha de superar aquellos antiguos, en los que no existían las consideraciones de capitalismo internacional, Estado colonial y burguesía local, como el que se pueda tener en los tiempos que corren, así como una clase trabajadora analizada en el global y la fractura que causa un tercio de ella, compuesta con trabajadores sin trabajo, un alto porcentaje de sobrexplotados y un pequeño subsector más favorecido, con su carga de aspiraciones burguesas.

Si no nos conocemos, no pretendamos conocer al enemigo. Esto lo comento porque, personalmente, se me abrió una luz de esperanza cuando supe del trabajo que se llevaba a cabo por un grupo de universitarios canarios que encabeza D. José Tomás Bethencourt, y lo que significó la creación del Psypolca, que no es sino un grupo de trabajo del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación dedicado al estudio de la Psicología Política Canaria, que ha presentado trabajos de reconocida valía internacional y de seguro es el grupo más preparado para llevar a cabo unos estudios que el tiempo agradecerá y permitirá a España progresar de verdad, liberándola de los complejos de colonizador que siguen caracterizando al español, así como a los canarios acercarnos a la liberación psicológica, que, por supuesto, pasa por asumir la necesidad y alcanzar la liberación nacional y social del Archipiélago.

No puedo abandonar esta llamada de emergencia sin disculparme con Rukaden, como tantos preferimos llamar a D. José Tomás Bethencourt, por cargarlo de tanto trabajo, aun a sabiendas de que es esta parte de la misión que él mismo se encomendó hace ya tanto. Pero valga esto para hacerle llegar, además, la empatía que otros sentimos con sus preocupaciones, junto al reconocimiento de su trabajo y mi más sincero agradecimiento por él.

Ekade González Cánovas

Exigimos responsabilidades

Tenemos claro que a los que irresponsablemente prenden fuego al monte, bien adrede o por negligencia, debería caerles todo el peso de la ley. A los políticos, técnicos de extinción, o a ambos, la ley también debería pedirles responsabilidades. Esto viene por el incendio que se declaró en La Gomera el 4 de agosto, actualmente activo (15% de la Isla calcinada y familias sin vivienda).

El 8 de agosto bajaron el nivel de gravedad del incendio de 2 a 1. Hecho esto, el Cabildo de La Gomera toma la responsabilidad de extinguirlo con sus medios: cubas de agua, personal operativo, etc. (con tantos recortes, cada vez menos). Había pronóstico de ola de calor que, por lo visto, no tuvieron en cuenta, y como consecuencia se reactivó el incendio, y sus resultados ahí están. Pregunto: ¿por qué retiraron todos los efectivos aéreos y militares y no siguieron enfriando la zona hasta extinguirla completamente? ¿Tendrían prisa por coger vacaciones las personas mentadas más arriba? Y ahora, ¿de quién es la responsabilidad?

El 9 de agosto me desplacé (motivos laborales) al Alto de Garajonay -Parque Nacional-, también afectado, y continuaba humeando. Mi sorpresa: ¡no existían hidroaviones ni helicópteros ni militares! Comprobé que bajo el mantillo de vegetación continuaban reavivándose las llamaradas, y... ¿no se percataron de ello?

Desde aquí expresar mi solidaridad con el pueblo gomero y especialmente con el de Valle Gran Rey.

Francisco Javier Barrera González