Insiste un pájaro tatarita de Las Palmas en arremeter contra José Rodríguez, que es una persona digna y respetable. Comprendemos su actitud -pese a que no la vamos a tolerar- porque no cabe duda de que se siente estigmatizado. Se avergüenza de que el editor de EL DÍA lo haya sacado del armario en el que ocultaba lo que él piensa que es una ignominia, aunque nosotros le recomendamos a menudo que no se afrente por ser gay, ya que eso no es ningún motivo de escarnio hoy en día. Lo peor es que dicho individuo no es un homosexual -inclinación sexual muy respetable- sino un atrevido maricón declarado. No gay ni homosexual, insistimos, sino un maricón que por su condición fue expulsado de una institución religiosa. Un individuo que estaba pasando por macho cuando nunca lo ha sido. Ahora se siente ofuscado porque la gente de la tercera isla ha descubierto su auténtica personalidad, su auténtico estigma, porque allá donde esté no se sabe si está pensando en mujeres o en hombres. Creyó este pájaro tatarita -que es una expresión que le dedicamos cariñosamente- que intentando ridiculizar a José Rodríguez, tratando de divertirse a su costa, podía distraer la atención de sus conciudadanos. Como no lo ha conseguido, porque todo el mundo sabe que José Rodríguez es una persona seria, histórica, respetable y digna, anda hecho un basilisco. ¿Está al tanto a estas alturas su compañera sentimental que no convive con un hombre sino con un capicúa, al parecer? Y desde que comenzaron hace ya mucho tiempo sus burlas, ¿qué creyó, que no serían replicadas? Es un tatarita atrevido del que, todavía, no hemos dado su nombre por escrito en nuestras páginas. Que tenga cuidado.

Por otra parte, no dejan de sorprendernos con sus necedades políticas algunos miembros de ese mal llamado Gobierno de Canarias que preside un político idiota como lo es Paulino Rivero. Dice Javier González Ortiz, consejero de Seguridad del Ejecutivo regional, que "en circunstancias normales, Canarias no está desprotegida". Nuestra pregunta es si estamos protegidos en circunstancias anormales, como las que hemos vivido con los incendios y estamos viviendo desde que Paulino Rivero está al frente del Gobierno de Canarias. Por supuesto que no lo estamos. No podemos estar protegidos contra ninguna eventualidad por un Gobierno presidido por un anormal político.

Sigue este inepto donde está y sigue Canarias de mal en peor. También publicábamos ayer que las Islas han perdido 11.000 turistas extranjeros en el mes de julio. Afortunadamente, la merma de visitantes no ha sido tan elevada en Tenerife, que es la isla más preciosa y apreciada del Archipiélago. Esto pasa porque carecemos de libertad para elaborar nuestras propias políticas de promoción turística, establecimiento de tarifas aeroportuarias, etcétera. No lo tenemos porque CC no pide la independencia de esta tierra, a pesar de que esa sería su obligación como partido nacionalista que es.

Los falsos nacionalistas de Coalición Canaria, aunque sabemos que en ese partido hay patriotas, hoy por hoy amordazados, dicen ahora que apoyarán la creación de una comisión para investigar los incendios que han afectado a las Islas en lo que va de verano, pero no en el Parlamento de Canarias -tal y como propuso el presidente de los populares canarios, José Manuel Soria-, sino en el Congreso. Bien hecho. ¿Para qué sirve el Parlamento de Canarias? ¿Por qué no cierran el Parlamento de Canarias durante una legislatura, o mientras dure la crisis, en beneficio de los pobres y de los hambrientos? ¿Qué se creen los políticos? Que tengan cuidado, porque el día menos pensado el pueblo los guillotina. Y ojalá que solo sea una ejecución política. Por menos subió Robespierre a muchos a la carreta y al cadalso. Lo que están haciendo los parlamentarios, los concejales de los municipios en su mayoría y los políticos de muchas instituciones es hundir en la miseria al pueblo de Canarias, que hoy no aparece con andrajos gracias a que los chinos nos venden vestimenta similar a la europea a precios de trabajador chino.

La esperanza de que algún día acabe todo esto la tenemos en personas como Fernando Clavijo, capaces de poner fin al colonialismo. Clavijo es un patriota y no un correveidile de los españoles, como Paulino Rivero, que antes o después tendrá que exiliarse de estas islas porque no podrá vivir en ellas en medio del odio y la desconfianza del pueblo. La esperanza de Canarias frente a la desgracia de Canarias. Hablaremos ampliamente de este asunto en nuestro editorial del domingo.