TEMPERATURA y vulcanología deberían ser los únicos responsables de la vegetación subtropical que disfruta nuestro archipiélago. Pero no, parece que, de repente, los pirómanos crecen como setas entre nuestra población. Unos dicen que para recalificar terrenos, otros que para crear conflictos con Madrid, otros para ganarse la solidaridad del califa vecino, sus amigos, para tener motivos por los que reclamar la independencia de las Islas... Cada quien tiene su afán. Pero lo cierto es que España está que arde, física y políticamente, por sus cuatro flancos y por sus islas.

De todos esos argumentarios hemos oído y leído estos días, tan secos para nuestras islas como para la Península, con la que formamos un Estado que se encuentra en plena crisis económica y a diez semanas, más o menos, de solicitar un rescate de nuestros socios europeos.

Pero claro, ¿cómo van a tirar de sus respectivas carteras los Estados serios de la UE que viven por debajo de lo que ingresan y producen, si vienen de veraneo a una España en crisis y comprueban que quemamos nuestros bosques, destrozamos nuestro patrimonio histórico y cultural, andamos a la greña unas regiones contra otras, tratando de que el Pisuerga de la crisis pase por el Valladolid de la recesión y el endeudamiento inasumible e impagable, mientras la población activa que va quedando y la mayoría de la subsidiada se dedica a botellones y juergas de arrojarse agua, vino, tomates, de toros, romerías y demás folclores patrios? Así no nos pueden tomar en serio. Una cosa es el buen humor y el cachondeo propio de los pueblos soleados del sur, y otra la responsabilidad de encontrar el camino para pagar las deudas y salir de la crisis sin endeudarnos más.

Estamos de acuerdo con el ministro de Industria, Soria, cuando dice que antes que pagar una "guanchancha" y una televisión canaria se empleen esos fondos para crear esa base permanente de hidroaviones y helicópteros apagafuegos que quiere el presidente Rivero. Por cierto, que desconocemos si el helicóptero que utiliza para señorear por el Archipiélago ha participado en apagar los fuegos de estos días o en trasladarle para echar más leña al fuego con sus declaraciones eludiendo responsabilidades y trasladando, como siempre, la culpa a Madrid, cuando la gestión transferida de apagar los fuegos es de esta Comunidad.

Con los más de 300.000 parados que tenemos en las islas, ¿tú no crees, Pepe Ignacio, que se podrían dedicar al menos un 10% de los mismos a limpiar los montes durante los meses previos al verano para evitarnos estos costosos desastres? No crees, además, que en nuestras "alma mater" -la ULL y la ULPGC- hay muchas cabezas pensantes, bien amuebladas, que si se les solicita nos darían soluciones factibles y racionales?

Pero ya se ha informado desde estas mismas páginas que ni se ha previsto presupuesto extra para bomberos en el ejercicio en curso, para un verano que se sabía que iba a ser seco y ventoso, y si PP y PSOE no se ponen de acuerdo en desplazar a Rivero con una moción de censura ahora, como hace tiempo venimos reclamando, serán los responsables de que nazca un secesionismo más serio para la próxima legislatura autonómica.

Los incendios en la Península y Canarias han supuesto un grave revés, aún no evaluado, para el turismo nacional. ¿Acaso hay alguien interesado en crear "marchas verdes" o un 11-M para acumular problemas sobre España y que, ante la encrucijada en la que se encuentra, tengamos que adoptar soluciones de compromiso como fue la Constitución de 1978, el cambio de gobierno al desastre de Zapatero por la voladura de los trenes de Atocha, y ahora, ante la quiebra que nos dejó el socialismo, se esté intentando forzar otro desmontaje artificial del Gobierno de centro-derecha, obligado a ir contra sus propios programas y declaraciones, y adoptar medidas de salvación nacional que perjudican a las clases medias y a las mayorías más desprotegidas?

¿Por qué tanta insumisión en Cataluña, Euskadi, Canarias y hasta en regiones gobernadas por el propio PP? Entre unos y otros, Pepe Ignacio, la incompetencia, voracidad de la "casta política", la conspiranoia y el secesionismo de la casta emergente nos echan del euro si nos descuidamos, y volvemos, junto con Europa, a una tercera Edad Media, en la que no será posible que nuestros hijos mantengan el nivel de vida que, con grandes sacrificios, alcanzamos sus padres. Mucho menos el nivel de trabajo y protección social. Y la Unión Europea será de nuevo un sueño frustrado, como el de Carlomagno, convirtiéndonos en los servidores de los nuevos imperios del Sudeste asiático, con Rusia y Latinoamérica a la cabeza, si no nos esforzamos todos en cambiar de rumbo.

Habrá que estar muy atentos no solo a los pirómanos de los bosques y de nuestras instituciones, que están hechas para usarse, como el artículo 155 de la Constitución vigente, sino también a las amenazas que nos vienen del Oriente Próximo, empeñado en convertirnos en Eurabia; y a la decadencia de Estados Unidos, a la que un cambio presidencial próximo puede embarcar en una nueva conflagración bélica con la que pretenda salir de su prolongada recesión.