"Y para los que me arrancan el corazón con que vivo, cardo ni ortiga cultivo,

cultivo una rosa blanca".

(José Martí)

A"LOS MÁS VIEJOS del lugar" no les cabe la menor duda de que el comienzo del turismo "en serio" en las Islas Canarias se inició con motivo del Congreso Internacional de los Skal Club, que se celebró en las Islas en al año 1963. Este fue el señalado acontecimiento que trajo más tarde, en 1967, el I Congreso Universal de las Asociaciones de Agencias de Viajes, la célebre FUAAV, que ya resultó ser la consolidación del turismo en Canarias.

Actor principal en estos acontecimientos, al igual que en los que por esos años despegaron el turismo en las Islas, se nos avivan los recuerdos de cuando hombres comprometidos con la empresa del turismo supieron sacar adelante estos importantísimos acontecimientos mundiales, en los cuales pusimos nuestro granito de arena.

Imposible enumerar a cuantos intervinieron en aquellas gestas, pero al menos dejemos constancia de algunos de ellos de imborrable recuerdo para nosotros, como Jesús Monteverde, Jesús Artal -algunos tristemente desaparecidos-, José Barbero, Gumersindo Robayna, Juan Fuentes, Leoncio Oramas, Manuel de Lara Padín, Ángel Piñeiro, los hermanos Mathias Gil, Enrique Talg, Gerardo Gleixner, y tantos otros que fueron los artífices de que Canarias comenzará a tener una importante dimensión dentro del turismo europeo. Eran tiempos complicados y difíciles, donde lo que faltaron durante muchos años fueron camas, y donde la especulación nos hizo el flaco favor que ahora estamos pagando, aunque algunos sacaron su mejor tajada.

Viene todo esto a cuento porque el movimiento Skal Club tenía entonces un gran protagonismo en el mundo del turismo, como una asociación internacional que fomentaba la amistad y el entendimiento entre los pueblos del mundo. Las reuniones y los congresos de sus socios eran grandes acontecimientos en los cuales estuvimos presentes durante muchos años, en algunos de los casos como auténticos protagonistas.

Imborrables los recuerdos de aquel congreso del año 1963, donde el Parque Municipal de Santa Cruz de Tenerife protagonizó un almuerzo que todavía es hoy señalado por el flamear de servilletas felicitando el trabajo de todos los hoteles que habían intervenido en el acto, servido desde el mismo hotel Mencey. Fue uno más de los varios triunfos de este magnífico encuentro del que guardamos algunos importantes recuerdos, entre ellos una pandereta con el menú de la cena de clausura firmada por muy recordados queridos amigos, entre ellos, de los pocos que quedamos por este mundo, el amigo Pancho Ayala. Decenas de fotografías del famoso, recordado e infatigable amigo Jorge Perdomo también son hoy objetos de nuestros maltratados archivos.

Ahora, ante un hermoso artículo de nuestro amigo el eminente consultor turístico Lluis Mesalles, en su Boletín Turístico, se nos ha vuelto a abrir el libro de los recuerdos - nunca olvidados, aun en las peores circunstancias actuales de nuestra atormentada vida-, donde él comienza con este escogido párrafo que queremos reflejar aquí: "Me honro en ser parte del movimiento internacional del turismo, el Skal Club. Una asociación con presencia mundial de las más veteranas, que suele ser criticada por propios y ajenos por su desfase generacional. Pero no siempre es así. Algunas asociaciones siguen muy activas y empeñadas en dejar huella en el sector. En esta oportunidad tengo la posibilidad de escribir sobre una iniciativa muy reciente y que nos indica que el movimiento Skal sigue vivo. Siguiendo con la línea de pensamiento (hacer negocios entre amigos), el Skal Club de Málaga ha convocado una actividad que no se le ocurrió a ningún otro de los estamentos que suelen quejarse de que no se hace nada.

El pasado mes de julio se celebró una jornada de encuentro con todas las organizaciones privadas del sector turístico de la provincia de Málaga. Un encuentro propiciado en gran medida por la preocupación general existente en el sector por el castigo que está sufriendo el turismo... Preocupación que tiene mucha base en el desconocimiento y desconcierto general existente sobre el rumbo que van a tener las cosas en el país".

Destaca Mesalles que en esas jornadas se llegaron a treinta conclusiones admirables, todas ellas dentro de un marcado sentido común que decía a las claras cuáles eran los sentimientos y los criterios que reflejaban los asistentes a las mismas. Concluye Mesalles con una propuesta personal que vamos a intentar resumir, dado el interés de la misma: "Que se apliquen en todos los organismos y empresas del sector público los mismos criterios que rigen en el sector privado. Entre ellos propongo: presupuesto y objetivos anuales en detalle, de conocimiento general entre sus afiliados y contribuyentes. Estados financieros públicos casa mes. Balances trimestrales auditados. Detalle y publicación en la prensa local, páginas web (que tenemos muchas) de los presupuestos, planes de actuación, nivel de ejecución, número de empleados, situación financiera, inventario, nóminas..., indicando los puestos y los costos. Difundir los presupuestos entre los accionistas (los ciudadanos contribuyentes) con la antelación suficiente para poder ser cambiados y reorientados. Eliminar la oscura práctica del yo me lo guiso y yo me lo como; pasar a la transparencia y a la apertura...".

Rúbrica de excepción de unas jornadas en las cuales el Skal Club de Málaga hace gala de su existencia y de su alta sensibilidad, en la cual ese "sector privado" al que convocó dejó una constancia para la posteridad sobre unos criterios hoy faltos de la lucidez, los conocimientos y la energía necesarios para acometer unas reformas más que necesarias para paliar la difícil situación, en la cual leyes, ordenanzas y personajes apegados a un ego asfixiante nos han colocado en el estado anímico en que nos encontramos, muy a nuestro pesar, dicho sea de paso.

El turismo puede sacarnos de esta complicada situación, a la cual hemos llegado por no saber manejarla adecuadamente, faltos de los conocimientos y la capacitación -¡ah, la capacitación!- necesarios para ello.

Una agricultura y una industria nacional orientadas a suministrar adecuadamente a esos millones de visitantes que año tras año nos han venido beneficiando con su presencia en nuestras islas hubiesen sido el motor ideal para que hoy no tuviésemos nuevamente que recurrir a la emigración. ¿Es que no hay culpables de toda esta tragedia? No, no hemos sabido hacerlo. Seguimos haciéndolo mal, acabando con todo lo que puede beneficiarnos amparados en falsos paradigmas y visiones erradas de la realidad, sin ningún tipo de contemplaciones..., soportando vejaciones y amenazas. Lejos, muy lejos, de los principios rotarios: "La buena fe como base en las profesiones y los negocios..., el aprecio a toda ocupación útil y la dignificación de la propia en beneficio de la sociedad". Lo repetiremos hasta la saciedad.

Leyes obsoletas, decretos y reglamentaciones dictadas desde el poder colonialista que tenemos que soportar nos han colocado en la absurda circunstancia de no poder manejar los bienes que la naturaleza nos regaló y que hoy parecen ni siquiera poder ser rescatados de la infame y atroz especulación, que lo ha destrozado todo..., hasta nuestra idílica, modélica y envidiada idiosincrasia, hoy sumergida en un mundo confuso y dislocado por la desgraciada y nefasta influencia foránea, que campea impunemente en todo el espectro sociopolítico de las Islas.

"Algo hicimos mal...", les dijo el premio nobel de la paz Óscar Arias a todos los líderes políticos hispanos de América en una reciente cumbre celebrada en La Habana.

Eso es lo que hay.

de la Organización Mundial

del Turismo UNWTO