A PRINCIPIOS de julio, visité el barrio chicharrero de El Sobradillo y titulé el artículo que publico semanalmente en EL DÍA sobre los 81 barrios de Santa Cruz de Tenerife "Un barrio en emergencia social". Algunos políticos que no han visitado el barrio me criticaron y me acusaron de alarmista, pero las cosas no se arreglan escondiéndolas, sino reconociéndolas, primero, y solucionándolas, después. La realidad fue que muchas personas, cuando se enteraron de que estábamos recorriendo las calles del barrio, se acercaron a nosotros para contarnos sus problemas y pedirnos ayuda. La presidenta del CCN de Santa Cruz, Hortensia Navarro; el resto de los miembros del comité local y yo escuchamos con cariño y atención a los vecinos, tomamos nota y comenzamos a trabajar. A Amalia, de 84 años, que vive sola en una vivienda social, conseguimos que le cambiaran la bañera por un plato de ducha, para que no se cayera; Lourdes, una vecina con cinco niños, que si nadie lo remediaba habría sido desahuciada en unos días por una deuda de 600 euros, podrá seguir en su casa después de nuestra intervención; María Candelaria, en paro desde hace dos años, nos pidió comida para sus tres hijos; se la dimos. Una expresidiaria que vivía en la más absoluta miseria, en una habitación destartalada, solicitará el paro al que tiene derecho tras salir de la cárcel. Y un interminable y desgarrador etcétera de casos sociales graves que justificaron plenamente aquel titular. Pero el caso de Tomás era distinto. Tomás era tan solo un usuario más en la extensa lista de Emmasa, que luchaba desde hacía ocho meses con la compañía para que reconociera que la obstrucción de una tubería, aunque fuera en el exterior de su vivienda, que conectaba su casa con el alcantarillado, era la causa de que se inundara literalmente de aguas fecales, o sea, de mierda, y le reintegrara los gastos ocasionados para limpiarla. La de Tomás era la lucha desigual de David contra Goliat, del chico contra el grande, aunque esta vez no se resolvió a favor del chico a la pedrada, sino hablando con el gerente de Emmasa. Para la sorpresa de Tomás y mi agradecimiento personal, Emmasa arregló la tubería y se hizo cargo de la factura. Visité la casa de Tomás antes de la reparación y les aseguro que, como en la serie de televisión, podría decirse "aquí no hay quien viva". Tomás y su familia ya pueden respirar tranquilos.

Los miembros del CCN de Santa Cruz están haciendo un gran trabajo político y social, ahora que no hay elecciones, recorriendo los 81 barrios de la ciudad, escuchando a los vecinos y resolviendo sus problemas. Me siento orgulloso de pertenecer a este gran equipo humano que dirige con dedicación y entrega Hortensia Navarro, que barrio a barrio, vecino a vecino, va cambiando las trasnochadas formas de hacer política en Santa Cruz, recuperando los barrios como los elementos centrales de nuestra acción política en la ciudad. Cuando el resto de los políticos se han separado definitivamente de la gente y pasan olímpicamente de sus problemas, el CCN chicharrero reivindica la cercanía y la vocación social como las señas de identidad de los militantes centristas.

diputado en el Parlamento de

Canarias y candidato por el CCN a la Alcaldía de Santa Cruz 2015

@ignaciogonsan