1.- Estuve muy cerca -jamás dentro- del Opus Dei en mis tiempos de estudiante en Sevilla. Tenía muchos y buenos amigos en el colegio Almonte, que hoy son arquitectos y médicos famosos en todo el mundo. Quiero decir que conozco bien la obra de y también que algunas de sus cosas no me gustan, pero otras sí. Son gente seria. Y defienden lo que creen y esto me parece muy bien. Un tipo llamado Tomás Gómez, un socialista de Madrid que siempre pierde en todas las elecciones a las que se presenta, ha dicho una barbaridad, tan propia del sectarismo socialista, que va a más aún en los tiempos que corren. Pretende, ni más ni menos, que los miembros del Opus Dei no puedan, por ley, ocupar cargos públicos. Para una gente que dice luchar por las libertades, no está mal tremenda memez. Los socialistas se han agilipollado no poco desde que obviaron el género epiceno para feminizar cualquier frase. La última que he escuchado, a colación de una huelga de trenes, es "ferroviarios y ferroviarias". Váyanse a tomar por saco.

2.- Pues ahora este Gómez, que arrastra con él a unos cuantos más, la toma con la Obra y dice que el Gobierno del PP está al servicio de ella y que Gallardón nos conduce a las cavernas con la penalización de supuestos del aborto. Y pone a parir a Juan Cotino (el presidente de las Cortes de Valencia, miembro del Opus y al que hay que echarle de comer aparte) porque ha dicho, tengo que reconocerlo, otra pollabobada: que las mujeres que van a abortar contemplen obligatoriamente la ecografía de su feto. Yo había escuchado imbecilidades de calibre muy grueso, pero como ésta, pocas. En esto le doy la razón a ese Gómez; en poner verde a Cotino, que ya la cagó en la policía y ahora la vuelve a cagar desde su puesto institucional. Mejor que lo envíen a Somalia de embajador.

3.- El Opus Dei es una institución respetable, que como toda obra humana -aunque su fundador haya batido el récord mundial de santidad rápida, ahora que estamos tan escasos de récords- comete errores. Pero son muchos más sus aciertos. He conocido gente fantástica de la Obra y tengo amigos dentro de ella. Jesús Ynfante, en aquel famoso libro que Franco y Laureano López Rodó prohibieron, la calificó de "Santa Mafia". Y ahora Tomás Gómez la llama "pseudosecta". No, es una prelatura personal del Papa, con un organigrama, con sus obispos, con sus votos, con sus seglares, con sus familias y con sus creencias, que hay que respetar. El sectarismo socialista no se ha recatado y ha caído en la estupidez de querer inhabilitar a los miembros de la Obra para ocupar cargos públicos. Hay que ser retorcido y mentecato para siquiera pensarlo. Se están volviendo locos.

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