Dice Barragán, el portavoz de CC en el Parlamento canario y también secretario general de su partido, que el Estado trata a estas Islas como si fueran una colonia, y que "las colonias se pierden". A Barragán le decimos aquello de "a buenas horas mangas verdes". ¿Pero este hombre, supuestamente el mandamás de Coalición Canaria -aunque será Paulino Rivero quien lo maneje-, se viene a caer del guindo ahora? ¿Es que se había creído de verdad que Canarias es una comunidad autónoma en lugar de una colonia? ¿No ha estudiado la historia de los últimos seis siglos? ¿Entonces...? Es lo de siempre: los falsos nacionalistas solo le rechistan a la metrópoli en dos circunstancias: en campaña electoral, para ganarse el voto de quienes todavía creen que a CC le queda un alma independentista oculta, y cuando les retiran los dineros, como ocurre ahora.

¿Acaso creía Barragán que, estando geográficamente en África, Canarias es Europa? Mire, váyase a tomar el pelo a otros, no a los canarios, que ya los llevan ustedes engañando demasiado tiempo. Concretamente, señor Barragán, desde que sus correligionarios que han pasado por las Cortes españolas durante los últimos 25 años (Mardones, Perestelo, Belda, Oramas, etc.) se han limitado todo este tiempo a viajar a Madrid para hacer política pura en lugar de pedir para su tierra lo que, en justicia, le corresponde: la libertad. La misma que ya obtuvieran a principios del siglo XIX tantas colonias americanas de España y que culminó en 1898, con la independencia de Cuba.

Ahora, el mal llamado Gobierno canario, con las declaraciones de Barragán de avanzadilla, se propone "asustar" a Rajoy y se suma a la rebelión de pacotilla de las comunidades que se niegan a dar una vuelta más de tuerca al presupuesto para no dejar a los ciudadanos más desamparados aún, quitándoles servicios de todo tipo (educación, sanidad, dependencia...). Ahora amenaza el equipo de Paulino Rivero con no cumplir un objetivo de déficit para 2013 que nos viene impuesto desde Madrid, por delegación de Bruselas, y, antes, por instrucciones de Berlín. ¿Por qué no rompe CC de una vez las amarras que nos atan a semejante fardo que se va a pique y empezamos a vivir de nuestros propios e ingentes recursos, materiales y humanos?

Si malo es el presente, peor se adivina el futuro para Canarias con estos gobernantes que nos han caído, no en suerte, sino en desgracia. A no ser que una serie de hechos recientes sean el anuncio de cambios que están por llegar. Nos referimos a la elección del alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, como secretario general de Coalición Canaria en Tenerife. Su idea del nacionalismo no coincide con la de su jefe de filas, Paulino Rivero, como quedó patente en el congreso regional celebrado hace pocas semanas, donde se vio el escaso respaldo que, sobre todo en su isla citada, tiene el presidente de Canarias. No obstante, Clavijo ha preferido no hacer más sangre y ha optado por la recomposición de las costuras rotas del partido para, desde ahí, acometer los cambios que lleva en la cabeza. Y para muestra, las declaraciones que hizo ayer al director y editor de este periódico, y que hoy se publican en estas páginas, acerca de exigir al Estado una Hacienda propia para el Archipiélago, un paso que ya ha dado Cataluña y que supone nada menos que recaudar aquí todos los impuestos y luego pagar anualmente una cantidad convenida a cambio de los servicios que presta el Estado a Canarias, tales como la seguridad. La única región española que dispone hoy de esa capacidad es el País Vasco, con el llamado cupo, y ya ven que es de los sitios más ricos y con menos paro. Algo tendrá que ver el cupo.

¿Será capaz Clavijo de llevar adelante semejante batalla, pasando por encima de las conveniencias partidistas, y personales, de Paulino Rivero y de quienes, como Ana Oramas, secundan su postura sumisa ante Madrid? ¿Será esa petición de una Hacienda propia la primera estación de un recorrido que nos lleve por fin a la independencia y al fin del colonialismo? Veremos.