EN LA VIDA todo es cuestión de equilibrio, de peso entre los platillos que juegan a cada lado del fiel de la balanza. Tres incendios, en tres islas diferentes. Una policía autonómica para todas ellas. Un archipiélago con cuatro maravillosos e importantes parques nacionales. Una policía autonómica para todo el Archipiélago. Veinte motos de gran cilindrada para la policía autonómica, sin estrenar, depositadas en una nave industrial, como hemos podido ver en Mírame TV, pero ningún hidroavión para proteger nuestros bosques.

Nuestro paisaje, la enorme masa de bosque de la corona forestal en torno al Parque Nacional del Teide, la riqueza de la biodiversidad del Macizo de Anaga y del parque rural que lo enmarca, el misterioso conjunto de bosques, aguas y peñas de la Caldera de Taburiente, o la vegetación primigenia de Garajonay, con los campos que se encuentran alrededor de su perímetro, son un patrimonio que debe contar con los mayores medios de protección no solo por parte de los ciudadanos, sino también de las administraciones que nos regulan la vida, nos cobran impuestos y, se supone, destinan los fondos que obtienen con los mismos a la consecución de unos objetivos convenientemente priorizados que nos beneficien a todos.

Es lamentable que un Gobierno canario que se ha vuelto repentinamente ecologista y que no quiere, siquiera, que se indague sobre la cantidad y calidad del petróleo que se encuentra a nuestro alrededor sea incapaz de priorizar objetivamente el gasto. Es más importante tener una policía autonómica, y unas aguas canarias, por esas razones "político-ideológicas" de avanzar en las cuestiones del soberanismo que tener un servicio de extinción de incendios dotado con hidroaviones que combatan el fuego en nuestros bosques y ayuden a preservar uno de los mayores atractivos para el turismo: nuestro paisaje.

Sabiendo de antemano el constante riesgo de incendios que padece Canarias en época estival, por las olas de calor, por la escasez de lluvias, por el viento, y las dificultades que entraña apagarlos debido a nuestra accidentada orografía, hubiera sido más congruente, antes que crear una policía autonómica, priorizar la adquisición de hidroaviones para la extinción de incendios, que se pudieran sumar a los operativos que ya existen, y cuyas tripulaciones estuvieran entrenadas para afrontar y extinguir incendios en esta tierra llena de barrancos, gargantas y lugares inaccesibles. Un servicio que pudiéramos, incluso, prestar a otras comunidades autónomas si fuera necesario.

Pero no. Aquí lo que impera es negociar aguas canarias a cambio de votos de apoyo al PSOE, crear una policía autonómica sin competencias, conseguir logros políticos soberanistas, que no nos dan de comer, en vez de analizar los problemas de esta tierra, sus necesidades y riesgos y disponer de los medios que nos ayuden a preservar nuestra riqueza más natural y colectiva: el paisaje verde, enmarcado de azul, de nuestra tierra.