Coalición Canaria acaba con Rivero, o Rivero acaba con estas Islas. La prueba la tenemos en la gestión de los medios de emergencia en el caso de los incendios que afectan al Archipiélago, de forma especialmente grave a la Isla de Tenerife. La extinción de incendios forestales ha funcionado bien cuando las competencias eran de cada cabildo. En el caso de Tenerife, la labor realizada por la Corporación insular ha sido encomiable tanto desde el punto de vista de la prevención como de la extinción de las llamas una vez que comenzaban los siniestros. Desde que es el Gobierno de Canarias el que dirige estas tareas, y más concretamente, desde que Paulino Rivero está al frente de este Gobierno regional, el desastre es absoluto. ¿Qué se puede esperar de un necio político salvo la devastación de Tenerife?

Una devastación que se ha consumado en el aspecto político, como hemos denunciado repetidamente en nuestros comentarios y editoriales, pues para que Paulino Rivero siguiese como presidente del Ejecutivo autonómico fue necesario suscribir pactos con los socialistas no solo en toda la comunidad autónoma, sino también en las tres principales instituciones de Tenerife como son el Cabildo y los ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna. Instituciones que hoy están controladas desde Las Palmas, pues es en la tercera isla donde tiene el PSOE su sede regional.

¿Qué ha obtenido Tenerife a cambio de esto?, nos volvemos a preguntar. Nada. Por eso también nos preguntamos qué le debe la principal isla del Archipiélago a un político despótico que tanto la ha perjudicado a ella y a todas las demás. No le debe nada porque nada se le puede deber a la peste salvo la aflicción que causa. Y Paulino Rivero es la peor peste política que le ha caído encima a Canarias. Ni las plagas bíblicas fueron tan devastadoras. De nada sirve que la Televisión y la Radio autonómicas elogien a Paulino Rivero y le den cobertura a su esposa, que también interviene en tertulias radiofónicas. Un necio político siempre estará incapacitado para gobernar, y Rivero ha dado sobradas muestras de su incapacidad. Por lo tanto, lo mejor que pueden hacer con la Televisión y la Radio es cerrarlas y dedicar el dinero ahorrado, que sería mucho, a darles de comer a los niños que están pasando hambre. Porque en Canarias, debido al colonialismo y a la mala gestión de Rivero, se pasa hambre. Qué vergüenza pasamos cuando tenemos que publicar noticias como la que hacía referencia a los campamentos de verano, a los que hay que enviar a los niños para que puedan comer porque sus padres, en paro y arruinados, ya no tienen con qué alimentarlos. Esto nos recuerda a los tiempos de la guerra cuando había que enviar a los niños a Rusia. ¿Tendremos que enviar a nuestros hijos a países del extranjero para que a don Rivero y a doña Mena no les falte con qué seguir construyéndose el palacio de El Sauzal? ¿Es moralmente aceptable para un político, que dice estar preocupado por las calamidades que sufre su pueblo, vivir como lo hacía en los tiempos de esplendor, ajeno por completo al hambre, a la miseria, a las muertes en las listas de espera sanitaria, a la emigración de los jóvenes y también a la humillación de vivir como indígenas colonizados mientras que naciones más pequeñas que la nuestra gozan de plena libertad? ¿No deberían Paulino Rivero, su esposa la goda política Ángela Mena, Ruano, Ortiz, Barragán y varios más que preferimos dejar en el tintero, dimitir y exiliarse de las Islas a perpetuidad?

Hay que prescindir de lo que no sirve. Paulino Rivero no sirve como político, de la misma forma que tampoco sirve la Televisión autonómica porque nadie la ve. Es un gasto superfluo y un auténtico crimen en tiempos de tantas penurias. No se pueden seguir pagando con el sudor de la frente de los canarios unos medios de comunicación que están al servicio de "la pareja". ¿Cómo es posible que el canario, que siempre ha sido antigodo, esté tolerando el gobierno de una goda política y de su consorte, que se comporta como si también fuera un godo? ¿Cuánto tiempo va a tardar el pueblo en echarse a la calle para echarlos a ellos a patadas? Y que nadie nos acuse de incitar a la violencia; tan solo estamos reflejando lo que se comenta por las esquinas.