Ante el panórama político y económico que se nos ofrece, me he refugiado en la literatura, concretamente, en la picaresca de los siglos XV y XVI. Estoy releyendo "Rinconete y Cortadillo", el "Guzmán de Alfarache", "El coloquio de los perros" y el "Lazarillo de Tormes". Una vez más, me llama poderosamente la atención el diálogo que mantienen el ciego y Lázaro mientras dan buena cuenta del racimo de uvas que Lázaro cogió, seguramente, de un viñedo próximo al camino por donde transitaban.

Ni el mismo Amando de Miguel, con toda su sabiduría de sociología, es capaz de construir un tratado de dicha disciplina como el que escenifican el ciego y Lázaro mientras comen las uvas.

Mediada la degustación, el ciego le espeta a Lázaro la siguiente acusación:

-Lázaro, estás comiendo las uvas de tres en tres.

A lo que el Larazillo le contesta:

-¿Cómo sabe Vd. eso?

-Muy sencillo, Lázaro; porque yo las comía de dos en dos, y tú callabas.

¡Cómo en tan pocas palabras se ha podido descubrir la idiosincrasia de todo un pueblo, el español! El caso es que si miro el panorama español actual, veo que los pícaros abundan en todos los niveles.

Rosa Díez presenta una demanda contra treinta y tres consejeros de Bankia. Al parecer, ahí hay gente de todo pelaje: ¡no se libra madie! Y todos callados como Lázaro, que piensa: "Tú te las llevas de dos en dos, pero yo me las llevo de tres en tres". Y todos tan contentos.

Sr. Rajoy, si Vd. es capaz de eliminar la picaresca en España, le erigimos un monumento nacional. Está Vd. cortando algún que otro dedo con gangrena de los pies de España. No, Sr. Rajoy: corte Vd. la pierna entera. Suprima usted los parlamentos autonómicos, que son unos nidos de pícaros que se callan como Lázaro. Mientras haya uvas en el racimo, los políticos se callan, aunque vean que se hunde el firmamento.

Y eso de que en España no se exporta, no es verdad. Hace ya cinco siglos que exportábamos pícaros, como el Guzmán de Alfarache, que se hace pícaro internacional.

Mientras las comunidades sigan en pie, no hay solución. Lo dijo el señor Tarradellas: "Las autonomías son la muerte de España".

Avecilla

Llamadas impertinentes

Me pongo en contacto con ustedes para denunciar un acontecimiento que vengo sufriendo yo (y muchas personas más, pues así me consta) durante los últimos días. En horario de tarde, sucesivas llamadas telefónicas de números que comienzan por 911 o 933 insisten en ofrecer ofertas sobre tarifas telefónicas o de internet. El problema radica en que, aunque en un primer momento le diga que no me interesa, continúan con sus llamadas en todo momento. Mi teléfono registró las del día 4 de julio de estos tres números diferentes desde los que se ponen en contacto con los domicilios, y fueron a las 15.24, 16.39, 16.40, 16.42, 16.49 y 17.49.

Como podrán comprender, se trata de una molestia suprema, y sinceramente me encuentro muy enfadado porque no sirve de nada pedirles que dejen de llamar o incluso intentar cantarles las cuarenta, puesto que cuelgan inmediatamente, denotando con esto una falta de profesionalidad total.

A través de las redes sociales me he dado cuenta de que hay más personas afectadas. En mi compañía telefónica me han dicho que puedo solicitar a través de una página web no recibir publicidad telefónica, pero creo que esto no sirve de nada. Considero que en estos casos se atenta contra la tranquilidad e incluso contra la intimidad de las personas, molestando continuamente sin pensar casi en lo que están haciendo.

Óscar Rodríguez García