ES COSTUMBRE en esta casa publicar editoriales los martes y domingos, salvo que las circunstancias nos obliguen a hacerlo también fuera de estos días. Habíamos pensado que hoy, lunes, el "día después" del congreso nacional de Coalición Canaria, era una de esas fechas adecuada para hacer una excepción y analizar en profundidad, con el fondo que permite un editorial, lo ocurrido en Santa Cruz de Tenerife durante este fin de semana. Sin embargo, preferimos esperar a mañana para hablar con la cabeza fría, es decir, con objetividad, sobre lo ocurrido en el congreso de un partido que lleva muchos años asumiendo la titularidad del nacionalismo canario, aunque sus planteamientos han distado mucho de ser auténticamente nacionalistas. Solo adelantamos que no ha ocurrido nada que no intuyésemos previamente.

No hacía falta que Claudina Morales, hasta ahora presidenta de CC, manifestase, nada más iniciado el cónclave, que este partido necesita un periodo de reflexión para que no se siga diluyendo. Eso lo venimos diciendo nosotros desde hace mucho tiempo. Es más: la primera reflexión de los nacionalistas canarios debe ser la conveniencia, la imperiosa necesidad, de adoptar la independencia de esta tierra, que es su tierra aunque a la vista de cómo se comportan parece que son de otro continente y hasta de otra galaxia. Sin embargo, como hemos dicho, preferimos esperar a nuestro editorial de mañana para ese análisis objetivo, meditado y sosegado que merecen nuestros lectores.

Hemos dedicado los comentarios y editoriales de los últimos días a hablar del congreso de CC porque era lo propio. Por este motivo se nos han quedado en el tintero asuntos también importantes, como es la subida de impuestos que pretende aplicar el Gobierno que preside ese necio político llamado Paulino Rivero. Publicábamos el sábado en nuestra primera página que Miguel Cabrera Pérez-Camacho, diputado por el PP en el Parlamento de Canarias, anima a las víctimas de los incrementos tributarios a que planteen todas las cuestiones de inconstitucionalidad que estimen oportunas, pues consideran en el PP que varios de los impuestos previstos por el Ejecutivo regional son totalmente inconstitucionales. Pérez-Camacho señala, además, que los nuevos tributos supondrán una pérdida de 21.000 empleos en 2012 y 2013, así como una reducción del PIB canario del 1,2%.

Nos parece bien que el PP anime a una rebelión fiscal porque no es el momento oportuno para ahogar aún más a los empresarios, trabajadores autónomos y particulares. No obstante, rebelarse fiscalmente no es la solución. El remedio definitivo para nuestros males, la fórmula perfecta para salir del hambre y la miseria en la que nos ha sumido el criminal colonialismo español y la torpeza -y el despotismo- de Paulino Rivero como gobernante es alcanzar nuestra soberanía nacional cuanto antes. Mientras sigamos siendo una colonia española, todo cuanto se haga por mejorar nuestra situación solo será una política de parches o de paños calientes que de nada sirve ante un enfermo desahuciado -unas Islas que antes eran afortunadas y hoy están en la miseria- al que Paulino Rivero está matando política, social y económicamente.

Lo que debe plantear el pueblo canario, insistimos, es la consecución de su libertad, su identidad y su dignidad.

Eso por un lado. Por otro, deben exigir los isleños que sean juzgados y condenados a prisión -y al exilio una vez que cumplan las penas de cárcel que les fuesen impuestas- todos aquellos que han permitido que estemos donde estamos, con muchísimos canarios acudiendo cada día a las colas del hambre para que les den un plato de comida, y otros miles padeciendo enfermedades de las que se podrían curar si no existiesen las listas de espera en los hospitales. No puede irse de rositas alguien que ha gastado miles de euros en helicópteros porque se considera demasiado importante para volar en los mismos aviones que utiliza la gente, o que ha dilapidado el dinero de los pobres en viajes acompañado por un séquito de políticos tan caraduras y tan abusadores con el pueblo como él. Y acabamos.

No nos vale como excusa que el Fondo Monetario Internacional obligue a España a subir el IVA; una medida que nos afectará a nosotros sin comerlo ni beberlo simplemente porque somos una colonia, aunque ya ha dicho Rajoy que hará caso omiso de esa recomendación. No tenemos por qué estar supeditados a los males de España, porque Canarias no es España. Si el Gobierno de la metrópoli sube los impuestos, lo sentimos por los españoles, pero nada justifica, salvo las arbitrariedades de Rivero, que se haga lo mismo en Canarias.

Mañana, como hemos dicho, hablaremos largo y tendido sobre el congreso de CC.