NOS ENTERAMOS, atónitos, de que Coalición Canaria reclama ahora la presencia de Canarias en la ONU y el establecimiento de relaciones directas con otros países sin pasar por Madrid; es decir, sin el consentimiento previo y el tutelaje del Gobierno español. Dice también la noticia sobre este asunto, publicada en un periódico que sale a la calle en Tenerife aunque es hijuela de otro de Las Palmas, que los nacionalistas de Santa Cruz avalan una propuesta de autonomía plena que otorgue al Archipiélago ese estatus internacional, aunque sin renunciar a seguir dentro de España.

Que no vengan ahora los falsos nacionalistas de CC con inventos y menos con inventos de niños traviesos, como Fernando Ríos y algún que otro mentecatillo político, que se están imaginando un Estado dentro de otro Estado porque no se atreven a pronunciar la palabra independencia. Eso, pese a las apariencias que tiene de constituir un gran paso hacia delante para lograr nuestra soberanía nacional, solo es más de lo mismo. Lo que quieren en el fondo quienes hacen esas propuestas es que Canarias no sea un país. Que sigamos siendo españoles, sin poseer una identidad canaria y, por lo tanto, viviendo sin dignidad porque nunca es digna una persona que se somete voluntariamente a los caprichos del amo que la esclaviza. Libertad, identidad y dignidad es lo que nos falta y lo que no debemos renunciar jamás a conseguir.

A los falsos nacionalistas que hacen estas propuestas hay que fusilarlos figuradamente hablando. Coalición Canaria tiene que desprenderse de ellos, al igual que debe hacerlo de Paulino Rivero y Ángela Mena, si no quiere desaparecer como partido. Fusilarlos políticamente, como decimos, para que no puedan levantarse del suelo.

Coalición Canaria tiene en este congreso una oportunidad de oro para desprenderse de Rivero, Mena, Oramas, Ríos, Barragán, Ruano y todos los falsos nacionalistas que tanto daño le están haciendo a su partido y a su tierra, porque debido a su condescendencia con los españoles seguimos siendo una nación sometida a un país extranjero. La independencia nunca nos llegará de la mano de Rajoy ni de ningún político peninsular. La libertad la conseguiremos cuando la exijamos pacíficamente pero también con contundencia, sin esas idioteces de un Estado dentro de otro. No podemos ser libres a medias; o se tiene la libertad plena, o se vive esclavizado. ¿Por qué tenemos que subsistir en la miseria, cuando podemos ser uno de los países más ricos de la tierra? No necesitamos a España ni a Europa; España y Europa nos necesitan porque se aprovechan de nuestros recursos. Canario, no te dejes narcotizar ni un día más con la falsa creencia de que no puedes salir adelante como país independiente. Puedes hacerlo y, además, vivirás mejor porque serás un ciudadano libre de tu propia nación y no un súbdito colonizado, un indígena aunque no vistas con taparrabos sino a la europea, de un país que masacró a tus antepasados hace casi seis siglos, los esclavizó y les robó sus tierras.

El camino hacia la libertad no pasa por seguir con juegos malabares de independencia a medias. Para tener esa representación ante la ONU, para estar presentes con bandera y asiento en los foros internacionales, lo primero es ser una nación con su Estado. Y el primer paso para conseguir nuestro Estado, ya que nación siempre lo hemos sido aunque llevemos más de medio milenio colonizados, es crear una comisión mixta entre Canarias y España para negociar el traspaso de poderes entre la metrópoli y el nuevo Estado archipielágico. Una comisión integrada, en cuanto a la parte canaria, por notables de las Islas entre los que no pueden estar los falsos nacionalistas de CC, sino los pocos miembros de ese partido que no han traicionado al pueblo, así como otros patriotas que hoy están fuera del Parlamento regional porque una injusta ley electoral les impide su presencia. De España dependerá, como hemos dicho en repetidas ocasiones, que nuestras relaciones futuras -y de igual a igual- con la antigua metrópoli sean amigables o inclusive inexistentes. De la generosidad de los españoles en el inevitable proceso de descolonización dependerá que conservemos su lengua o nos pasemos al inglés, que es el idioma de los países más desarrollados. Deseamos mantener la lengua y cultura españolas, pero no a cualquier precio, y mucho menos en las actuales condiciones de esclavitud colonial.