Me permito suscribir parte del título de una carta publicada en EL DÍA el 25 de mayo y que les recomiendo leer. En ella se hace un análisis de los sueldos de los alcaldes y la situación económico-política actual.

Cierto es que existen grupos políticos sin escrúpulos que nos pretenden dar clases de moralidad, ética y comportamiento cuando en sus filas militan personas sectarias, intolerantes, sin ningún tipo de creencia, para los que el fin justifica los medios, como han hecho los regímenes totalitarios, donde no se respetan ni la libertad ni las creencias de las personas. En Tenerife, en concreto, tenemos a grupos radicales, extremistas, antisistema e independentistas agrupados en las falsas siglas de Sí Se Puede. Falsas porque se prestan a engaño en la población sobre sus intenciones y su verdadero trasfondo ideológico. Y otro grupo escindido del PSOE en su rama más radical, fruto de una guerra interna que acabó con la creación de Socialistas Por Tenerife y su unión con los comunistas.

Así que me niego a que estos personajes, al igual que los fracasados socialistas, vengan ahora a intentar difamar, deshonrar, mancillar, agredir y ultrajar el buen nombre del alcalde de Tegueste. Me niego a aceptar que el atentado contra la casa del alcalde, después de una asamblea que realizaron sobre su sueldo, solo haya sido una casualidad y no una consecuencia (pretendida o no, no lo sé).

El alcalde de Tegueste no está entre los que más cobran en Tenerife ni mucho menos. Para este año ha reducido en más de un 35% el presupuesto para los sueldos políticos y cargos de confianza, y la partida destinada a Bienestar Social Comunitario asciende a un 45% (casi la mitad de todo el presupuesto para este año), lo que habla de la sensibilidad y preocupación de José Manuel Molina por los más necesitados de su pueblo y la creación de empleo.

Así que no nos engañen a los teguesteros. Todos conocemos a nuestro alcalde, defensor a ultranza de Tegueste y su gente, y sabemos de su integridad, honradez, decencia, dedicación, entrega y trabajo. Un alcalde así nunca estará bien pagado. En cualquier caso, la asignación libre del sueldo tiene los días contados, porque está próximo a aprobarse la ley de transparencia del gobierno. Así que los sueldos se corregirán por sí solos y, por tanto, ahora mismo es lo que menos nos preocupa. Nuestro alcalde necesita nuestro apoyo y lo seguimos prefiriendo a él, por todo lo que ha hecho y está haciendo, antes de que su lugar lo ocupen políticos inexpertos, resentidos, amargados y sectarios; incompetentes cuya única preocupación son los sueldos de los alcaldes (es verdad que algunos se han pasado) como una forma de exageración manipuladora para obtener votos en la calle que nunca podrán obtener en las urnas.

¡Adelante, Josema! ¡Estamos contigo! ¡Eres nuestro alcalde!

Marcos Evangelista

Paradoja de la vida

Cuando hay cinco millones de españoles sin trabajo, y deseando conseguir uno cobrando mil euros, llega un "españolito" que tiene un contrato millonario y dice que no quiere trabajar. Desprecia lo que tantos ciudadanos de este país anhelamos: ¡un trabajo! El españolito en cuestión es Pep Guardiola. Así está este mundo loco en el que vivimos.

Cuando no hay dinero para sanidad, educación, investigación, becas y un largo etcétera, resulta que sí que hay para fichajes millonarios como el de Ronaldo o Kaká, que vienen de fuera del país, y cuando se juegan la semifinal de la Copa de Europa tiran los penaltis como niños de patio de colegio (perdón por los niños).

Papá Estado perdona a los clubes de fútbol cantidades millonarias de la Seguridad Social; ahora bien, si un ciudadano debe a Hacienda veinte euros, le embargan hasta la cuenta. Pero el fútbol y los bancos tienen barra libre para gastar y ponerse jubilaciones millonarias. Papá Estado paga los desfases de los golfos que arruinan las entidades, y aquí todos coreamos "¡viva la Pepa!".

Los cinco millones de parados tenemos cinco millones de razones para estar indignados. Los políticos cobran buenos sueldos y no se acuerdan de nosotros más que en campaña. Hoy tiene más razón que nunca el 15 M.

Enrique Franco Castilla