1.- Hoy presidirá los actos del Día de Canarias un dirigente iletrado; en una silla cercana se sentará su esposa, que es de Cuenca. Es la pareja de moda. La víctima es la tierra que les dio el poder. Él viaja en autogiro, con escolta; ella va con guardaespaldas, chofer o acompañante. Todos en coche oficial. Ninguno de los dos coge el tranvía para sus desplazamientos. Hace años y años que no trabajan porque viven de la política. Parecen ahora distintos y distantes, dicen sus amigos. Y actúan como virreyes, en el país de los idiotas. Hoy es el día de la idiotez institucional. Se entregarán medallas, pero no se dará ni una solución a la crisis. A los parados les importa tres cojones el Día de Canarias y a mí también. Celebraría con entusiasmo el día en que todos comen, pero no el día en que se entregan cuatro medallas y se canta el "Arrorró". En el auditorio, un público que no tiene otra cosa que hacer se dedicará a aplaudir. Es el mismo público que cuando tenga que abuchear, lo hará. Porque este es un país sin memoria y, por lo que se ve, extremadamente ocioso. Pero ocioso a la fuerza.

2.- Así es Canarias, la tierra de mis amores, como decía el pasodoble que cierra las fiestas de los pueblos, levanta los culos de las suegras y lleva a la familia a casa. Ahora que se homenajea a la , la canción cobra fuerza. No está Canarias para celebraciones, sino para lutos. La de aquel pescador de El Médano que se bañaba en la playa con el meyba y la corbata negra, porque guardaba luto, sería la estampa del canario de hoy. La medalla es una gloria vana, como dirían LesLuthiers. Un trozo de metal de los que le daban -y ahora le quitan- a Franco. PaulinoRivero se subirá en un taburete e impondrá las condecoraciones, como Macius, el pequeño rey. Canarias es suya; se la ha ido apropiando poco a poco. Y será más suya cuando transite, triunfal, por el congreso de CC, que todo el mundo sabe que será un paseo militar.

3.- Día de Canarias, para que los civiles se emperchen, los militares arrastren el sable, los magistrados presuman, los políticos justifiquen el sueldo y los menesterosos agiten sus cacerolas pidiendo el aguinaldo. Día de la nada, porque no hay patria, no hay sentimiento, no hay sentido de nación, no hay nada de nada. Se nos ha quedado a todos la mente en blanco ante tanta prepotencia, tanto lujo estéril, tanto sueldo indebido y tanta mandanga. Ellos dos, él y ella, sí que encuentran sentido a su diario quehacer: una es concejal, el otro presidente. Tienen los sueldos seguros, no pasan hambre; ni siquiera saben lo que eso significa. Día de Canarias. Váyanse todos a la mierda.

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