LA SALUD es un barrio de Santa Cruz de Tenerife que se encuadra administrativamente en el distrito Salud-La Salle y se divide en Salud Alto y Salud Bajo. La Salud limita al Norte con el municipio de San Cristóbal de La Laguna, al Sur con Barrio Nuevo y Uruguay, al Este con el barranco de Santos y al Oeste con los barrios de Buenavista, El Perú, Villa Ascensión y Cuesta de Piedra. La población de este barrio es actualmente de 13.111 personas, aunque ha disminuido en casi 1.000 desde 2006. El antiguo Mercado de La Salud acoge actualmente a muchos grupos del Carnaval, infantiles y adultos; unas instalaciones municipales abandonadas, con muchas humedades y sin seguridad, a las que acuden a ensayar diariamente niños y niñas y que últimamente han sido visitadas con inusitada frecuencia por los amigos de lo ajeno, que han desvalijado impunemente los locales y se han llevado los costosos equipos de sonido que con tanto esfuerzo compraron los grupos. Fuera del Mercado ensaya la murga Los Jocikudos, en un sótano oscuro y sin agua, que fue antes un burdel, al que se accede por unas improvisadas y peligrosas escaleras, porque los vecinos tapiaron el acceso al edificio para no cruzarse con tan variopinta clientela. Al parecer, hasta en las murgas hay ricas y pobres. En Salud Alto viven también Pilar, Berta y Lauren. Pilar no puede levantarse de la cama por el vértigo, que la obliga a estar acostada, en una casa sin puertas, porque después de cincuenta años se pudrieron y no tiene dinero para comprar otras. Berta vive puerta con puerta, o mejor dicho, sin puerta, con Pilar e insistió mucho para que fuésemos a verla, aunque ella también lo está pasando mal desde que enviudó, con una pensión de 500 euros, una hija en paro y dos nietos a su cargo, y sin la ayuda de los servicios sociales, por la, según ellos, elevada cuantía de la pensión. Lauren, un joven culto, que ha tenido muy mala suerte en la vida y sobrevive ahora gracias a la ayuda generosa de una vecina jubilada que se llama Rosa, aunque él dice que en realidad es su ángel de la guarda, porque todos los días le regala un pan y le da agua, ya que a él se la cortaron hace cuatro años por no poder pagarla. Rosa estira hasta lo imposible su mísera pensión de 300 euros para ayudarlo, hasta que salga adelante, y esa misma mañana le preparó un potaje para que comiera algo caliente.

Personas con nombre propio que viven solas en Salud Alto, sin que nadie parezca preocuparse por ellas. Salvo Luis, el dueño de una pequeña tienda de comestibles en la calle Tegueste, al que Berta y Pilar acuden agradecidas porque es el único que les fía. Una realidad que no podemos esconder para no verla, sino conocerla para solucionarla. El CCN conoció a Pilar, Berta y Lauren en Salud Alto y pueden estar seguros los tres de que les ayudaremos.

* Abogado, economista, MBA, diputado en el Parlamento de Canarias y candidato por el CCN a la Alcaldía de Santa Cruz 2015