La tarea de gobernar un país no tiene que ser nada fácil, máxime en un sistema democrático como el que tenemos hoy día en España, país donde se da el mayor número de abogados de secano, de entrenadores de fútbol en la barra de los bares y de presidentes de gobierno en las tertulias políticas por metro cuadrado del mundo civilizado.

La reciente actuación protagonizada por el ministro del Interior, Jorge Fernández, ha levantado una auténtica polvareda en el escenario político. Muchos votantes del PP están pidiendo directamente su dimisión ante la indignación que está produciendo su plan integral de reinserción de los terroristas, y que conste que no quiero entrar en consideraciones sobre su contenido, esa tarea requiere un conocimiento profundo de dicho plan.

Si el contenido del artículo publicado por Victoria Prego en El Mundo, de fecha 29 del actual, es cierto y no hay razón alguna para pensar lo contrario, considero que la petición de dimisión está justificada porque en democracia las formas son tan importantes como los contenidos. Parece ser que cuando el ministro anuncia su plan no estaba enterado ni el propio presidente D. Mariano ni el aparato de Génova ni el presidente del PP Vasco, y para más despropósito, ni las víctimas por medio de sus asociaciones. Ni yo mismo lo hubiera hecho peor.

Un partido que gobierna con una cómoda mayoría absoluta no tiene necesidad de lanzar globos sonda para tomar el pulso a la sociedad; por otro lado, no nos olvidemos de que estamos hablando de víctimas del terrorismo y estas personas deben merecer todo nuestro cariño y respeto. Es una cuestión muy seria y de nuevo hay que decir que no se merecen este trato.

Quiero aprovechar esta ocasión para dejar constancia de lo que se oye en la calle y que consiste en que, si bien el gobierno tiene toda la legitimidad para tomar medidas y gobernar, creo que en el terreno económico quizás se esté pasando a la hora de pisar el acelerador en ese frenesí de cuadrar las cuentas; quizás deba hacer una parada para reflexionar y dosificar el esfuerzo. Al fin y al cabo, no se hizo Zamora en una hora.

Nicolás Villodres Ríos

(Granada)

Un ypeefe a la rajoyana

El Sr. Rajoy se ha marcado un tango paralelo al de su homóloga de la Casa Rosada. Si pretendía no ser menos ha conseguido ser más. Confiscando las cláusulas contractuales de un colectivo profesional de la medicina ha logrado crear la misma inseguridad jurídica. Y sin necesidad de expropiar a un gigante del petróleo. Para ello ha recurrido a la expeditiva vía del decretazo, eludiendo un análisis previo con representantes del personal afectado que le hubiesen demostrado lo equivocada que es esta medida. Con la excusa de la sostenibilidad del sistema, se carga de un plumazo la modalidad de prestación sanitaria Cupo Zona y APD, que fueron los cimientos sobre los que se erigió la Seguridad Social y un modelo de sobriedad y eficacia asistencial.

La pérdida del 145% de poder adquisitivo que acumulaban estos trabajadores había herido sus economías pero no su vocación. El Sr. Rajoy o ha escogido muy mal el pretexto o es mucho el desconocimiento que tiene del tema. Resulta contradictorio que a las Autonomías se les pida contención de sus presupuestos al mismo tiempo que se dictan decretos cuya particularidad más sobresaliente consistirá en subirles los gastos. Es deseable una pronta rectificación para que el sentido común presida al presidente. Si no, entre contar nubes o estar en ellas habrá poca diferencia.

Julio Garzo Mata

(Tarragona)