HOY se celebra el Día Internacional del Trabajo, y yo me pregunto: ¿de qué trabajo, si el paro en Canarias alcanza ya al 32,28% de la población activa? ¿Qué es lo que hay que celebrar, si uno de cada tres canarios está en paro? ¿Hay derecho a esto?

En nuestro Archipiélago, donde hay numerosas familias con todos sus miembros desempleados, se destruyeron en tres meses nada menos que 3.300 empleos. ¿Tiene algo que ver esta auténtica catástrofe social con la canallesca situación colonial de Canarias? ¡¡Indudablemente que sí!! Y quien mire para otro lado y no reconozca esta sangrante realidad es un deleznable traidor a Canarias que no tiene perdón de Dios; máxime si encima se define nacionalista. Por lo tanto, no debe servirnos de consuelo el hecho de que CC.AA. españolas como Andalucía tengan peores cifras de paro que Canarias y que España esté en plena recesión económica.

Los datos revelados por la Encuesta de Población Activa (EPA) son tan alarmantes en nuestras Islas que ningún analista se explica cómo es posible que no haya habido ya un estallido social que, por otra parte, sería muy perjudicial y tendría graves consecuencias para los canarios. Tal sería el grado de represión de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado español destacadas en Canarias, deseosos de intervenir ya dada la escalada independentista que registra el Archipiélago canario. De igual forma, resulta muy poco gratificante que los nuevos parados en la provincia de Las Palmas sean 11.700, frente a los 8.700 de la provincia de Santa Cruz de Tenerife; contabilizando 192.800 y 169.500 desempleados, respectivamente; con tasas del 33,7% en las islas orientales y del 30,7% en las islas occidentales, según la EPA. ¿Mal de todos consuelo de bobos?

Según revela un detallado informe de este periódico publicado el pasado sábado, todo el empleo que se perdió en las Islas fue asalariado (17.700 puestos de trabajo menos), de los cuales 15.100 corresponden al sector privado y 2.600 al público. Por sectores de actividad económica, los servicios (-4.100) y la construcción (-3.600) continuaron destruyendo empleo en las Islas entre enero y marzo; pero la agricultura generó 2.600 puestos de trabajo e industria 1.900. Por otra parte, las dificultades de reinserción laboral provocan que el 51,9% de los desempleados de Canarias lleve más de un año en esa situación y que el 30,4% acumule al menos dos años. En ese contexto de paro de larga duración, la cifra escalofriante es que en las Islas hay ya 111.200 hogares con todos sus miembros en paro, y muchas sin cobrar ninguna prestación; 4.600 más que en la EPA anterior, según constata el Instituto Canario de Estadística.

Aquí lo primero que habría que hacer para revertir esta insostenible situación sería echar a esta caterva de políticos indignos que nos ha tocado padecer y pedir multitudinariamente la independencia de Canarias de una vez por todas, y que a esa España colonialista no le quede más remedio que avenirse a razones y establecer con las fuerzas vivas canarias un calendario de descolonización y el correspondiente traspaso de poderes como mandan los cánones. Pero el problema radica en que en esta tierra está todo el mundo acomodado, cuando no chupando del bote; con una burguesía sumisa y dependiente sin liderazgo alguno, y una clase empresarial cautiva de las subvenciones, con unos sindicatos franquicias de los españoles UGT y CCOO que siempre actúan en clave españolista y que han sido y son absolutamente nefastos. Un pueblo, el pueblo canario en definitiva, perdido y desnortado, que por perder ha perdido hasta el afán de supervivencia, y está inerme e indefenso, resignado a su suerte; sin plantearse siquiera todo lo que lograría con un Archipiélago canario convertido en un Estado libre y soberano, dueño de sus recursos naturales, petróleo y/o gas incluidos.

Porque nadie debe esperar que España, "motu proprio", nos vaya a conceder la ansiada libertad; y mucho menos ahora que comparte su posesión en África con los veintisiete Estados de la Unión Europea, y que de seguir esto así nos arrastrará definitivamente al abismo, ya que está al borde del rescate. Además, ¿qué predicamento tiene España, un país periférico de Europa, para decidir unilateralmente nada? ¡¡Qué gran ignominia que hasta la reforma del REF esté supeditada al dictamen de la Comisión Europea!! ¿No se nos cae la cara de vergüenza a todos por tamaña vejación de la que este pueblo es responsable subsidiario?

Téngase en cuenta que una intervención de la "troika" (Comisión Europea, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional) en España sería un devastador "invierno nuclear" para Canarias. Como reconocen reputados analistas y politólogos internacionales, la Unión Europea ha entrado, de modo encubierto, en una nueva etapa en la que los Estados fuertes ("el clan de la triple A" más Francia) exigen de los demás, y en especial de los Estados de la periferia, un cambio de régimen. No se trata directamente de un estatuto colonial, pero se asemeja bastante a un modelo de administración que las grandes potencias establecieron durante la época colonial: el protectorado.

En efecto, para los colonizadores (europeos fundamentalmente), el protectorado era una manera de extender su influencia política y económica, y de colocar bajo tutela territorios extranjeros de los que se deseaba saquear sus riquezas, sin asumir los gastos e inconvenientes que llevaba implícita una anexión pura y simple. La diferencia con la colonia es que el "Estado protegido" conserva formalmente sus instituciones, pero cede a la potencia protectora su política exterior y, sobre todo, su economía y su comercio exterior. ¡¡Que es lo que le terminará pasando a España, como ya le ha sucedido a Grecia!!

No debe sorprendernos, pues, que, desde que comenzara en 2008 la crisis financiera, hayamos asistido en el seno de la UE, y más particularmente en la Eurozona, a una flagrante pérdida de soberanía de los Estados más deprimidos (Irlanda, Grecia, Portugal, Italia y España); que para los canarios será, como nuestra tierra siga siendo colonia española, el fin de nuestros días.