1.- La imaginación y la ocurrencia del mago no conocen fronteras. Cientos de magos se han mamado carritos en los supermercados más conocidos -Carrefour, Mercadona, Alcampo, etcétera- y los llevaron el domingo a la romería de Tegueste, como vehículos para transportar la carne, el carbón, las barbacoas y hasta los foguetes. Pero, este año, la modalidad al uso es el carro enramado. O sea, no sólo lucen el producto de un hurto -el propio vehículo plateado-, sino la alegoría, el enrame, para recochinearse de la autoridad competente. En la edición romera de este año, el carro enramado fue la novedad, la sensación. Sin que faltara algo que en los últimos años me perturba sobremanera: el mago con las gafas de sol. El corpiño, el justillo, el sombrerito, el cachorro, las polainas, los chalecos, el delantal, los pañuelos, todos los atavíos del mago y la maga; más las gafas de sol. Parecía aquello un desfile de Vogue, de Dolce&Gabanna, de Gucci, de Yves Saint Laurent; y eso. Pero lo que destacaba era el carro del supermercado, con el arco de palmeras, como un domingo de ramos, y los geranios en flor. Toma coño, el mago, ha cambiado el buga de escapes niquelados por el carrito del súper, en un ejercicio de austeridad, de acuerdo con los tiempos. Cualquier día de estos le adapta un motor de una Vespa vieja y se lo lleva a la playa. Porque todo mago que se precie tiene una moto vieja en el salón.

2.- La romería de Tegueste es el boom costumbrista y lírico que marca el inicio del verano. ¿Eran de aquellos versos?: "Cementerio de Tegueste/cuatro muros y un ciprés/tan pequeño que parece/¡cuánta gente cabe en él!". Si no eran de merecerían su autoría. El mago atiende a modas, las crea. Es un personaje de mucha imaginación y agudiza el ingenio día a día. A nadie se le ocurre llevar un carro de supermercado a una romería. El año que viene habrá más carros que carretas y se celebrará un concurrido concurso de estos vehículos, patrocinado por Hiperdino. Nadie inventa como el mago, a nadie se le ocurren tantas cosas. Y, para colmo, el mago con gafas de sol.

3.- Olor a carne, salsa a raudales, niños molestosos, y carros en competición, por aquella carretera abajo, echando humo como fórmulas uno, pero de carne de cochino; y ese mago ha hecho del carro del supermercado, mamado impunemente (cada mago se lleva uno en su furgona Kangoo), un signo de distinción, que porta las viandas y traslada, de romería en romería, la barbacoa de carbón. Se trata de una nueva cultura, la cultura del carro del súper, igual que lo fue el "Fiat 124" y la casa, bloque visto, made in Caracas. Estamos llenos de modas y la del mago les aseguro que sobrevive a cualquier adversidad. Porque para inventar no hay nadie como él. Se dice que se acuesta temprano para tener tiempo de pensar en la ruindad que hará al día siguiente. Una de ellas será mamarse un carrito; un carrito de súper. Me imagino la escena: la maga arrastrando la compra, disimulando; y el mago, que ha aparcado el furgón contra la pared, esperando con una de las patas apoyadas en ella. En un descuido, ¡zas!, carro y compra para adentro, observando de reojo por si hay otro mago mirando. Que siempre hay un mago mirando.

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