Esta asociación, que se creó en los años setenta para llenar un vacío cultural en lo que a la ópera se refiere, en los últimos años da la impresión de cierto desgobierno y descontrol. En primer lugar (s.e.u.o.), la última junta general celebrada fue el 17 de abril de 2005, y después de esa fecha no se ha convocado ninguna más, ni ordinaria ni extraordinaria, a pesar de lo dispuesto en los Estatutos.

Por ello, y ante el funcionamiento un tanto irregular de la asociación, con fecha 12 de septiembre de 2011 los socios presentan un escrito solicitando la celebración de una Junta General Extraordinaria. Con fecha 24 de septiembre de 2011 sale una convocatoria de Asamblea General a celebrar el día 24 de noviembre en la calle El Bufadero, en primera convocatoria a las 14 horas, y en segunda a las 15 horas. Aparte del local, que no lo conozco, y que por la zona debe de ser una casa particular, me pregunto: con ese horario, ¿quién iba a asistir? Y ¿qué es lo que se pretendía aprobar en esa asamblea?

Posteriormente, y dos días antes de la convocatoria citada anteriormente, esta se pospone y se anuncia una nueva Asamblea General a celebrar el 23 de enero de 2012, a las 19 horas, en la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife.

Pero aquí no acaba esta historia, ya que con fecha 21 de enero de 2012 se publica la anulación de la Asamblea Ordinaria convocada para el citado día 23 y comunican que "la junta directiva notificará conforme a los Estatutos, y con antelación suficiente, a los asociados el día y hora en que se celebrará la Asamblea General Ordinaria, así como su lugar de celebración".

En vista del tiempo transcurrido, y sin que haya noticias al respecto, intento varias veces comunicarme telefónicamente con las oficinas de la ATAO, lo que es imposible. Por ello, y ante la posibilidad de avería o cambio del número del teléfono, decido ir personalmente a las oficinas, y cuál no sería mi sorpresa al encontrarme los días que fui con las oficinas cerradas y sin saber a dónde y a quién dirigirme. Por ello acabo con la pregunta del principio: ¿qué ocurre en la ATAO?

Giorgio Germont

La sociedad kibuzim y Tenerife

El martes 14 de este mes este periódico me sorprendió gratamente con la noticia de la reunión de la Cámara de Comercio hispano-israelí con delegación en Canarias y las buenas relaciones de intercambio, y me hizo recordar un viaje que hice a Israel. Ya sé que si se habla de Israel no se puede dejar aparte el tema de la guerra, pero hoy sí lo haré, y les diré que me sorprendió Israel, como no lo esperaba.

Dicen que es uno de los países que más invierte en I+D, exportador de alta tecnología e industrial, un 80 por ciento de su producto interior bruto. Pero lo que más me admiró es su agricultura y la sociedad kibuzim. Me gusta su campo labrado y cultivado por medios mecánicos. Han conseguido hacer un vergel del desierto, inventores del riego por goteo. ¡Si pudiéramos aprender algo de ellos! Allí dicen que es más importante el sol que el agua, y a nosotros sol no nos falta. Lo que sí no falta es un poco de ingenio como el que tenían nuestros abuelos cuando hacían esas huertas en lo más escarpado de las montañas.

Volviendo a los israelíes, ellos han sabido sacar algo bueno del sistema socialista soviético: el kibuz es un recurso para el que quiere vivir en sociedad, trabajar y formarse. Allí el campo no es sinónimo de ignorancia; el que trabaja en un kibuz lo hace por medios mecánicos y luego se forma; no hay propiedad, pero no les falta nada; son pequeñas ciudades que consiguen hacer productivas las tierras israelíes. Ojalá nuestros parados tuvieran esa opción. No creo en el socialismo, pero sí creo en agudizar el ingenio para aprovechar nuestros recursos; da pena ver los campos como están y que tengamos una cifra tan alta de parados.

Mi profesor de Economía y Hacienda Pública siempre intentaba convencerme de que los mercados se regulan solos y no se debe intervenir, pero creo que actualmente el mercado lo convenció de lo contrario. Necesitamos en este momento la iniciativa pública para hacer productivas las tierras abandonadas (me imagino el sur de Tenerife), y no expropiarlas, pero sí incentivar un cultivo inteligente; tenemos el agua cerca, en el mar.

Jesús Alberto Reyes C.