ESTÁ alcanzando la situación del país, la comunidad autónoma y nuestra tierra, que es lo que más duele. Escribo este comentario el Día de la Mujer Trabajadora, de San Juan de Dios y celebrando mi setenta y seis cumpleaños. Debería ser un día de alegría porque he recibido una gran cantidad de llamadas felicitándome, pero cada una de las personas con las que he hablado tiene la moral por los suelos y no atisba ningún tipo de esperanza en el horizonte.

Mis amigos me incitan a escribir sobre los editoriales de mi periódico de siempre y, sinceramente, no me apetece. Por el aprecio personal de muchos años, por su ayuda y colaboración en cada de una de las múltiples ocupaciones que he desarrollado a lo largo de mi vida, y porque siempre he tenido las puertas abiertas en este medio, no puedo hablar en contra de don José Rodríguez Ramírez. Entiendo que está en su derecho de pedir la independencia y soberanía de Canarias, como yo de no renegar de la tierra de mi familia paterna, un pueblecito de la provincia de Jaén llamado Torredonjimeno. No creo que mi padre fuera un colonizador: vino a cumplir el servicio militar, hizo aquí su carrera, se casó con una tinerfeña y formaron una familia de nueve hijos. Viví doce años en Andalucía, y me siento tan canario como cualquiera, pero no pueden pedirme que reniegue de ser español.

Sí puedo opinar de las formas que se utilizan; aunque tengan razón para hacerlo, me disgustan las palabras ofensivas a personas públicas, porque pienso en el atragantamiento diario al desayunarse cada día con sus vidas expuestas. Eso no hay estómago que lo resista. No está en mi mano pedir rectificaciones a nadie, y cada vez que tengo que escribir algo de política, lo pienso bastante, pues detrás de un personaje político hay una familia, padres, hijos, hermanos o, simplemente, amigos. Algunos dicen que va con el cargo, pero no creo; si fuera así, nunca estarán en puestos públicos los más preparados. No digo que los actuales sean mediocres, deben tener cualidades, pues la mayoría ha votado para que ocupen ese lugar. Por eso todos somos responsables de la situación terrible que vive nuestro país.

Podría ensañarme con don Paulino Rivero por no recibir a los representantes de los Amigos Canarios de la Zarzuela. El hombre tiene una agenda muy ocupada, desayuna en Tenerife, almuerza en Gran Canaria, cena en Lanzarote, y al día siguiente vuelta a empezar. Si no delega, acabará agotándose, y eso no me otorga el derecho a descalificarlo. Supongo que encontrará un hueco y sabremos qué pasará con los festivales. El de Ópera de Tenerife pende de un hilo, pues los cuarenta mil euros del Gobierno de Canarias no dan para pasajes y hospedaje. A la zarzuela le han asignado treinta mil euros, y el cabildo respeta la asignación de 2011, con una rebaja del 10%. Con un poco más de esfuerzo por parte de la Viceconsejería de Cultura se podría hacer algo digno; incluso equiparando la rebaja del 40% que se ha aplicado a los clubes deportivos, mantendría la continuidad del festival, pero un recorte de un 84% es ahogarlo por completo. Me entristece la situación en la que se quedarán los que viven y trabajan de la cultura, no solo las casi doscientas personas entre artistas y técnicos, sino también las empresas y restaurantes que viven del consumo que genera el festival. Para que el espectáculo no deje de levantar el telón tras casi veinte años de historia, apelamos con respeto a la comprensión, e intentar, en este valle de lágrimas que padecemos, encontrar un resquicio de ilusión y de esperanza.

Por cierto, que los organizadores del Festival de Ópera de Las Palmas sí están celebrando su evento, que programa cuatro títulos con cuatro funciones cada uno, tres de los cuales son nuevas producciones de ACO. El Cabildo de Gran Canaria les ha puesto la orquesta, el Ayuntamiento de Las Palmas no tiene un duro, ¿creen que con los cuarenta mil euros asignados pueden desarrollar el festival? Pues sí, ya que, aunque parezcan atrevidos y osados, también son valientes y, según me ha dicho un topillo, se han liado la manta a la cabeza pidiendo dinero al Ministerio de Cultura. Si lo logran, les felicito, pero también sentiré bastante envidia.

aguayotenerife@gmail.com