CUANDO las cosas empiezan mal suelen terminar peor, y no por ninguna apocalíptica y nada científica Ley de Murphy, sino porque nunca se arreglan solas. En estos casos, si queremos reconducir algo que empezó mal, debemos hacer un mayor esfuerzo que si hubiera empezado bien. Y eso es exactamente lo que está pasando con el petróleo en Canarias. La cosa empezó mal en 2001, cuando el Gobierno del Estado, presidido por José María Aznar, del Partido Popular, dictó un Real Decreto que otorgó unilateralmente una concesión de exploración petrolífera a Repsol en aguas cercanas a Canarias. Y digo unilateralmente porque no contó con Canarias, en cuyas aguas se harían las prospecciones. Aquella primera concesión fue anulada por el Tribunal Supremo en 2004, al no haberse contemplado expresamente las medidas de protección medioambiental a las que obligaba la Ley del Sector de Hidrocarburos.

Posteriormente, el Gobierno del Estado, por entonces socialista, intentó convalidar el citado Real Decreto en 2005, pero fracasó ante la firme oposición del Gobierno de Canarias, constituido entonces por CC y el PP.

Tras las últimas elecciones generales, que ganó el PP, el nuevo ministro de Industria, Energía y Turismo, el canario José Manuel Soria, quien se había opuesto radicalmente a la convalidación del tan manido y maldito Real Decreto cuando formaba parte del Gobierno de Canarias, se dirigió por sorpresa a la Consejería de Empleo, Industria y Comercio y a los cabildos de Lanzarote y Fuerteventura el pasado 3 de febrero, para que en el plazo de diez días presentaran alegaciones al nuevo proyecto de convalidación del Real Decreto. Un plazo que luego sería prorrogado otros diez días más, ante las justificadas protestas de las instituciones canarias, obligadas a pronunciarse sobre un asunto tan importante como este sin ni siquiera conocer mínimamente los pros y los contras, los riesgos y las medidas de protección medioambientales que se adoptarían para evitarlos, y los posibles beneficios económicos para Canarias.

La película del petróleo canario recuerda mucho a la de José Luis Garci "Volver a empezar", pero con un toque cómico de "El camarote de los hermanos Marx", ya que los actores del PP y el PSOE se han intercambiado varias veces los papeles, para que la cosa siga igual de mal que al principio. Ambas administraciones siguen sin sentarse a hablar y así es imposible llegar a un acuerdo. Lo peor es que mientras España y Canarias continúan en medio de este despropósito, que dura ya más de una década, Marruecos, como siempre el más listo, se ha adelantado y ha otorgado ya varias concesiones a distintas empresas para la exploración y la posterior explotación del petróleo entre ambos países.

El Estado español debe sentarse inmediatamente con Canarias, antes de convalidar el Real Decreto y reactivar la concesión petrolífera a Repsol en nuestras aguas. Y digo en nuestras aguas, porque o son nuestras o no son españolas, ya que no hay ninguna comunidad autónoma, que yo sepa, solamente marina. Por eso, es imprescindible llegar a un acuerdo previo entre el Estado y Canarias antes de explotar el petróleo.

y diputado en el

Parlamento de Canarias