POR LO VISTO, la traducción de "whatsapp" es "qué pasó", "qué hay", o "qué tal". Consiste en una aplicación de mensajería instantánea para smartphones, que despacha los mensajes de texto gratis a través de la Red, sin usar la línea de voz, como los SMS. Eso de no pagar nada, si dispones de ciertos sistemas operativos, ha causado furor porque sirve incluso para enviar imágenes, vídeos o audios, así por la cara. La gente joven ya se acomodó a los "whatsapp". Ni necesitan hablar cuando se encuentran de frente con un amigo/a. Se dicen "hey", todo lo demás ya está cribado y más que masticado.

Y entonces, quiero apostolar un "whatsapp" para dos sabios, ya fallecidos:

Albert Einstein fue el más destacado científico del siglo XX desde que publicó su teoría de la relatividad especial. En ella incorporó, un marco teórico simple, fundamentado en postulados físicos sencillos, conceptos y fenómenos estudiados antes por Henri Poincaré y por Hendrik Lorentz. Como una consecuencia lógica de esta teoría, dedujo la ecuación más conocida a nivel popular: la equivalencia masa-energía, E=mc². Más adelante sentó las bases para la física estadística y la mecánica cuántica. Con su teoría de la relatividad general y de campo unificada o de física cuántica reformuló por completo el concepto de gravedad y desde entonces sus enfoques se han verificado en todos y cada uno de los experimentos realizados. Hasta el reciente descubrimiento de un neutrino acelerado suelto.

John Maynard Keynes ha sido considerado uno de los economistas más influyentes del siglo XX, el que más a lo largo del tiempo, y sus ideas tuvieron una fuerte repercusión, antes pero sobre todo después de su muerte, en las teorías y políticas económicas que se han aplicado en el mundo entero. Fundador de la macroeconomía moderna, la principal novedad de su pensamiento radica en plantear que el sistema capitalista no tiende a un equilibrio de pleno empleo de los factores productivos, sino a diferentes equilibrios que solo de forma esporádica coincidirán con el pleno empleo. La principal conclusión de su análisis es una apuesta por la intervención pública directa, a veces, dependiendo, y según como, en materia de gasto público que permita cubrir la brecha o déficit de la demanda agregada. Hasta la reciente aparición de la desaceleración acelerada.

Para ambos, un "whatsapp" virtual al otro mundo: "Totufos, todo lo que ustedes pensaban estaba equivocado", con un vídeo del acelerador de partículas instalado en Suiza y otro incorporado con veinticinco de los veintisiete países de la Unión Europea dictaminando la ilegalización constitucional de las teorías de Keynes: condenando el déficit público como instrumento de crecimiento y para la creación de empleo. Grabado en la carta magna española, el déficit no podrá sobrepasar por ley constitucional el 0,5% del PIB cuando la mayoría de los firmantes están muy por encima, en el 8% o el 9% en España, y cuando no hay quien baje significativamente de ahí. Porque no solo va a haber que reducir para ponernos al día con nuestros compromisos europeos, sino, además, ir enjugando la deuda acumulada. Ni que decir tiene que se esperan nuevas reducciones del gasto público, recortes sociales y aumentos de impuestos para cuadrar unas cuentas, con las que después habrá que hacer lo mismo, para cuadrarlas nuevamente.

Economistas declaradamente keynesianos como Paul Krugman sostienen que la dirección tomada es un suicidio, que los recortes conducen a una nueva recesión: lo llaman "el desastre de la austeridad". Chris Burns pregunta en un programa de Euronews si la medicina está matando al enfermo. Ahora que estaba acostumbrando al burro a no comer, va y se muere. The Washington Post tampoco parece confiar en la eficacia de lo acordado en Bruselas. The Economist expresa sus dudas sobre la dirección tomada; lo explica muy bien la viñeta que encabeza el post del blog Carlomagno. Los recortes deberían llegar en los tiempos de bonanza, sostiene la revista, uno de los iconos liberales. Está en la línea del FMI, que propone poner énfasis en el crecimiento para crear empleo, el verdadero trauma en una UE con 23 millones de desempleados.

Y sorpresa, los sabios me contestan, también vía "whatsapp": no creímos tener todas las respuestas, aún menos si se cambiaron las preguntas. Ahora bien, recuerda lo que dijo Séneca "nunca hay viento favorable para el que no sabe ni a dónde va". Totufo tú, listo, ¿lo sabe alguien?

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