SUPERPUESTA a la desertización económica que nos corroe hasta los tuétanos desde hace unos cuantos años, por eso de la "desaceleración acelerada" occidental, surge ahora con fuerza la alarma por la escasez de precipitaciones en las Islas. ¡Ay, Dios! A perro flaco todo son pulgas. Se especula con que el calentamiento global enseña los colmillos de una desestabilización meteorológica que sufrimos en la parte que nos corresponde de este mundo convulso, aunque, y al igual que en economía puedo darte la razón, en esto si recurriéramos a los registros históricos tampoco se crean que nos íbamos a escandalizar demasiado. Hemos estado bien serviditos de sequías, temporales de agua y/o viento y olas de calor o frío.

Encuentro en internet un magnífico trabajo que considero de lectura imprescindible firmado por Javier Arroyo -Acanmet-, de septiembre de 2009, titulado "Cinco siglos de la temperie canaria". Reproduzco cronología de algunos acontecimientos narrados para los siglos XVII y XVIII: "1607: fuerte sequía en el archipiélago. En Tenerife se "echa a suertes" la elección del santo al que dirigir las rogativas. Posible plaga de langostas. 1610: un huracán derriba el Garoé. 1614: primera Bajada de la Virgen de los Reyes a Valverde. 1620: traslado de la Virgen del Pino junto a santa Brígida y san Juan como rogativa por la sequía iniciada en 1619 y que se prolongaría hasta 1621. 1635: fuerte sequía en Lanzarote y Fuerteventura acompañada de plaga de langostas y hambruna. Se prolongaría varios años. 1645: el 11 de diciembre tiene lugar el conocido Diluvio de San Dámaso en Garachico. Se calcula que murieron más de cien personas, destruyendo ochenta hogares y cuarenta embarcaciones en el puerto. Las pérdidas se cifraron en 300.000 ducados y supuso el inicio del declive del puerto de Garachico. 1659: plaga de langostas en las islas. Sequía en Fuerteventura que se prolongará hasta 1662. 1676-1677: grave sequía en Gran Canaria con plaga de langostas. Rogativas. 1680: nueva plaga de langostas. 1701: sequía y hambruna en Lanzarote y Fuerteventura. 1702: plaga de langostas en el archipiélago. 1713: el 25 de enero tiene lugar un fuerte temporal en las islas mayores con graves daños materiales. Desbordamiento del barranco de La Vega en Arucas. 1741: sequía extrema en la isla de El Hierro. Bajada de la Virgen de los Reyes. A partir de esta fecha se institucionaliza la bajada cada cuatro años. 1766: Temporal de Reyes. El 6 de enero se producen lluvias torrenciales en Las Palmas provocando grandes catástrofes: avenida del barranco de Guiniguada y destrucción del puente de palo que unía Vegueta y Triana en la capital, así como las murallas de ambos barrios; alud de piedras y lodo en Agüimes; fuertes inundaciones. Se prolongó durante tres días. Vino a sumarse a la precaria situación económica y sociopolítica de la isla, que desembocó en el Motín de Telde, en octubre del mismo año. 1770: sequía y malas cosechas en El Hierro. 1805: sequía y hambre en Fuerteventura. Se prolongará hasta 1807. 1811: plaga de langostas en el archipiélago. 1815: sequía y hambre en Fuerteventura. 1826: el temporal de 1826. El 7 y 8 de noviembre tiene lugar la que tal vez sea la mayor catástrofe meteorológica de Canarias: un fortísimo ciclón de agua y viento se ceba con especial virulencia en el Valle de La Orotava, si bien afectó también a La Guancha, Güímar, La Laguna, Santa Cruz, Candelaria y Las Palmas. Según las crónicas se llevó la vida de 253 personas, cientos de animales y dejó pérdidas por valor de 350.000 libras esterlinas de la época. 1832: fuerte sequía en Lanzarote y Fuerteventura que se prolongaría hasta 1846. 1846: plaga de langostas que desembocaría en hambre en la hambruna de 1847. 1848: huracán de viento y agua en La Palma. 1856: sequía en todo el archipiélago. Libertad de entrada de cereales durante dos años. 1867: un huracán destruye el mítico Drago de La Orotava, afectado por otro temporal anterior de 1821. 1878-1879: sequía en Lanzarote y Fuerteventura. Gran emigración a otras islas y América. 1883: sequía en Canarias que provoca malas cosechas, crisis de subsistencia y hambrunas. 1895: grandes temporales en La Palma y Tenerife".

Y los fenómenos continuaron repitiéndose en los siglos siguientes y en los años precedentes, presentando la constante de que la meteorología en Canarias se muestra inconstante.

Por lo que de momento hay que entender que lo del tremendo socavón económico es más mosqueante.