CONSERVO como oro en paño los escritos que he presentado en el ayuntamiento chicharrero sobre un asunto que considero vital, el cual ha venido a mi memoria tras un anuncio que he leído en EL DÍA: el Cabildo tinerfeño destinará más de 2,4 millones de euros al Plan Cuatrienal de Inversiones en carreteras de la isla. Dicha cantidad se empleará en las comarcas Norte, Sur y Oeste, además de en Anaga.

A la vista de tal anuncio me imagino la alegría de los habitantes de esas comarcas ante esa perspectiva. ¡Al fin el firme de las carreteras que los unen a la "civilización" va a ser reparado! ¡Las vías, hasta ahora de tierra, serán asfaltadas, y las que ya lo están verán rebacheadas sus deterioradas calzadas! Después de tanto tiempo esperando la disposición, después de tantas peticiones en ese sentido, los ayuntamientos van a ver satisfechas sus aspiraciones, van a tener cumplida respuesta por parte de la administración competente en lo relacionado con vías de comunicación, pero, mientras tanto, una de las carreteras que más tráfico soporta en toda la isla seguirá en su lamentable estado; al menos eso parece, pues no está situada en las comarcas Norte, Sur u Oeste, ni en Anaga: me refiero a la carretera Santa Cruz-La Laguna, en el tramo que discurre entre la Cervecera y Vistabella.

Dije al principio que guardo como oro en paño los escritos que he dirigido al ayuntamiento de nuestra capital solicitando la reparación de su firme, todos, por supuesto, sin respuesta. Mejor dicho, todos no, pues uno mereció contestación de la entonces concejala doña Esther Sarraute, que me comunicó la imposibilidad de que el ayuntamiento acometiera la obra: al ser una carretera, no una vía municipal, su mantenimiento depende del Cabildo. Era, es, este organismo el que debe solucionar los problemas que la vía plantea, pues no se trata solo del estado de su firme, sino de su iluminación, nula en el tramo mencionado; además -y esa sí sería competencia municipal- de ser lugar idóneo para el ejercicio de la prostitución, tal y como ha denunciado repetidas veces la asociación de vecinos que rige las 112 viviendas de la Vuelta de los Pájaros. Siendo esto cierto, volviendo a la cuestión de la iluminación, hay una realidad que sorprende, y es la que disfruta la mencionada carretera desde La Laguna hasta Vistabella. El número de báculos convierte todo su recorrido en un ascua de luz, siendo por ello más chocante la absoluta oscuridad del trozo de vía que señalé al principio. La única iluminación que se aprecia es la proporcionada por las casas que se asientan a lo largo de la vía, que por descontado resulta totalmente insuficiente, mas eso no parece preocupar a la oficina técnica del Cabildo.

Recuerdo que hace bastantes años la red de carreteras de Tenerife provocaba la envidia de nuestros vecinos de Gran Canaria. Las dos autopistas y las vías de segunda categoría cumplían todas las aspiraciones que podían tener los conductores de la isla. Recuerdo igualmente haber oído decir que la situación era aquella, porque en Gran Canaria las obras públicas preferidas eran los pozos. En Tenerife, por el contrario, como el agua sobraba -mejor decir que no escaseaba- se invertía el dinero consignado en los presupuestos en carreteras. Pero la situación ha dado un giro de ciento ochenta grados, pues en la actualidad la isla vecina no solo dispone de una envidiable red de carreteras, sino de una cantidad de presas que, con las desaladoras, cubren sin problemas las necesidades acuíferas no solo de sus habitantes, sino también de la agricultura.

Basta sumar las cuatro partidas que EL DÍA menciona para comprobar que el resultado es el mencionado de 2.417.610 euros, si bien se indica que hay otras partidas -257.260 euros para la adquisición de maquinaria de asfalto; 35.000 euros para el control de vehículos mediante la instalación de GPS; 31.838 euros para trabajos de reparación del talud de la carretera general del Sur, etc.-, lo cual le hace a uno concebir la esperanza de que entre las partidas no mencionadas se halle una que contemple la reparación del trozo de vía objeto de este comentario. Si no fuera así, yo sugeriría a los técnicos del departamento de carreteras del Cabildo que visiten el lugar en cuestión, preferentemente de noche, para que puedan comprobar la realidad de lo expuesto. Resulta absurdo que una vía tan transitada como la carretera Santa Cruz-La Laguna -que en realidad es ya una calle que une las dos poblaciones- no tenga en toda su longitud el mismo tratamiento, lo cual resulta ahora más notorio tras la puesta en servicio de la avenida de los Menceyes. No estoy proponiendo que se detraiga dinero de las obra previstas para dejar en condiciones la ya tantas veces mencionada, aunque tanto derecho tienen los que viven de La Cuesta hasta La Laguna como los que tienen su domicilio en el tramo Santa Cruz-La Cuesta. Ante el abandono que denuncio -que he venido denunciando desde hace años-, estoy por afirmar que ni los concejales del ayuntamiento capitalino ni los consejeros del Cabildo viven en la zona denunciada. A buen seguro que, de ser vecinos de ella, ya habrían hecho las gestiones necesarias para que se incluyera su reparación en los próximos presupuestos. A tiempo estamos de corregir el desliz.