NUESTRO colaborador Roger comenta, recientemente, en su columna "A Fondo" de este periódico, algunas actuaciones de este alcalde postizo que tenemos en Santa Cruz, y que es José Manuel Bermúdez, un miembro del partido pseudonacionalista Coalición Canaria, que, con anterioridad, ocupaba una de las vicepresidencias y la Consejería de Turismo de la corporación insular.

Lo de postizo va porque Bermúdez no obtuvo en las elecciones de mayo el mayor número de votos para ascender a la Alcaldía, pero, en virtud de un acto de su partido con el PSOE, pudo encaramarse al cargo con la condición de que el segundo de a bordo en el Ayuntamiento fuera el candidato del Partido Socialista, Julio Pérez Hernández, prestigioso abogado y considerado también como un destacado político.

Todo el mundo sabe en Santa Cruz que, en cuanto a formación, Julio Pérez es muy superior a Bermúdez. Julio ha sido gobernador civil de la provincia y presidente de la entonces denominada Junta de Obras del Puerto, llamada hoy Autoridad Portuaria, y en ambos cargos desempeñó una labor encomiable. El PSOE, reconociendo esos méritos, asignó a Julio la primera tenencia de Alcaldía, que en el Ayuntamiento es como en los barcos, el segundo de a bordo, aunque, por su preparación, es muy superior al alcalde, y así lo considera el pueblo de Santa Cruz no dudando de que, a veces, oriente y aleccione al propio alcalde en la mayoría o en todas sus decisiones.

En cuanto a Bermúdez, si desempeñó con discreción y competencia la vicepresidencia y la Consejería de Turismo del Cabildo, le queda largo, en varias tallas, el puesto de alcalde de Santa Cruz. El pueblo ha podido enterarse de su falta de competencia al convencerse de más fallos que aciertos en la gestión de Bermúdez con respecto al caso de los temporales de San Andrés, además de otras muchas decisiones que corresponden a la autoridad municipal.

Dice Roger, en su comentario, que Bermúdez se orienta por lo efectuado, en su tiempo, por su antecesor en la Alcaldía, Miguel Zerolo. En la campaña electoral, Bermúdez anunció que renunciaría a la escolta personal que tuvo Zerolo, pero no ha cumplido lo anunciado. Bermúdez no solo sigue con la escolta, sino que, en cuanto a gastos, además, se ha inventado un costoso gabinete personal y se ha buscado una ristra de enchufados de CC y del PSOE. Concluye el comentarista que Bermúdez no debía ser alcalde porque el pueblo eligió, por mayoría de votos, a Cristina Tavío en los comicios del 22 de mayo.

Afirma Roger que Bermúdez dijo que se rebajaría el sueldo que le paga el Ayuntamiento y tampoco ha cumplido este anuncio, ordena cosas que rechaza el pueblo, como mandar a la Policía Municipal a multar a varios vecinos que aparcaron sus coches, en estos días, en la calle del Pilar para efectuar compras de Reyes en las tiendas de la zona, lo que también ha originado protestas de los propietarios y personal de los comercios. Aconseja el articulista al alcalde que haga menos demagogia y se ocupe más de Santa Cruz; que no se escude en lo que hizo su antecesor en la Alcaldía, que se muestre más serio y que no haga caso de lo que le sugiere su corte de querubines, y le da a entender Roger que las costumbres o los hábitos menos positivos de Miguel Zerolo son agua pasada y esa ya no mueve molino.

Una política consecuente y seria es lo que necesita este atribulado pueblo de Santa Cruz, ya castigado suficientemente con las malas gestiones de un Gobierno autónomo y de un Cabildo Insular que sigue sus pasos.