SABEN aquel que diu... que un tío se encuentra con un amigo que se acaba de casar y le pregunta cómo le va su matrimonio; y el amigo responde: "Al principio, de maravilla con mi mujer; pero desde que salimos de la iglesia...".

Pues con Rajoy es lo mismo: al principio, bien; pero desde que terminó la sesión de investidura... Y es que su raudo "digo Diego" sobre los impuestos ha sido un auténtico jarro de agua fría para los que confiaron en su compromiso de no subirlos y, sobre todo, de decir siempre la verdad.

No voy a discutir si subir el IRPF y el IBI es bueno o malo para la economía (para los asalariados, como usted y como yo, es malísimo). Lo que me preocupa es la súbita transformación ideológica de Rajoy, porque ya se sabe que subir los impuestos es de izquierdas. Tal vez usted recuerde la estruendosa llamada a la "rebelión" realizada por Esperanza Aguirre en contra de la "letal" subida del IVA del año 2010. No quiero ni imaginar la debacle ideológica popular (del PP, no del pueblo) si Rajoy acaba subiendo también el IVA, como indican los globos sonda pertinentes.

Una posibilidad es que Rajoy, como san Pablo camino de Damasco, se hubiera caído de bruces del caballo desbocado del déficit público. Su cambio de postura obedecería al descubrimiento repentino e imprevisible del déficit al ocho por ciento (por culpa del manirroto Gobierno saliente). Esta es, más o menos, la versión oficial, y no seré yo quien la contradiga. Lo llamativo del asunto es que, según este argumento, Rajoy estaría reconociendo su falta de fe en la medicina que nos ha estado recetando todo este tiempo (bajar los impuestos para reactivar la economía y el empleo, y de esta forma aumentar los ingresos). Así que, sorpréndase, en realidad ¡Rajoy es de izquierdas!

La otra posibilidad es que Rajoy sí conociera, décima arriba, décima abajo, el dato final del déficit en 2011. No me parece descabellado, porque el ministro Montoro ya había apuntado que la desviación se debía principalmente a las comunidades autónomas y la gran mayoría de estas son "azules" desde el pasado mayo. En este caso, Rajoy habría escenificado la dramática herencia de un país en ruinas (como ensayó Cospedal, con éxito, en Castilla-La Mancha), para minimizar la contestación social a sus políticas. Esta presunta manipulación no cambia lo de la subida de impuestos, así que obtenemos la misma y sorprendente conclusión anterior.

No invita al optimismo el estreno de Rajoy con este doble fraude a sus electores (no decir siempre la verdad y no creer ni aplicar sus propias recetas). Este panorama tan azul yo lo veo un poco oscuro. Casi negro.