INSISTIMOS en la idea que nos parece fundamental para entender lo que está pasando y por qué a Canarias le va tan mal -peor que a otros- en esta crisis económica: esta tierra no tiene solución con el estado de cosas actual, con los dirigentes que la desgobiernan y con sus torpes acciones. Los hechos demuestran la necesidad de que este territorio alejado de Europa se independice para tomar su propio rumbo. Como en su momento hicieron tantas antiguas colonias, hoy Estados soberanos; como propone la resolución 1.514 de la ONU.

En el editorial de ayer se decía que este archipiélago no tiene otra perspectiva más razonable para remontar todos los males que lo aquejan que lograr ese estatus de país o de nación independiente y por eso nos preguntábamos: ¿es que los canarios son seres inferiores que tienen que estar bajo el yugo de España y los partidos políticos españoles, además de depender de su monarquía? ¿Por qué se trata de engañar a los canarios y al mundo presentando a estas islas como una comunidad autónoma más, cuando no es más que una descarada colonia con seis siglos de antigüedad, que depende de la voluntad de los españoles, naturales de un país situado en otro continente, a 1.500 kilómetros de distancia? ¿Por qué hay que aceptar que desde allá se disponga sobre las vidas y haciendas de otros "españoles" colonizados, que viven en otro continente, África, y para colmo, dentro de las aguas jurisdiccionales de otro país, Marruecos, que cuando quiera puede invadir Canarias y apoderarse de su gobierno, salvo que nos declaremos antes Estado independiente -o, cosa más difícil, que lo hagan España, la ONU u otras organizaciones internacionales- , y así podamos presentarnos ante el mundo como una nueva nación que dispone de su territorio y del mar que lo rodea?

Los políticos de esta tierra recurren a menudo al llamado pleito insular para justificar determinadas actuaciones contra Tenerife desde dentro de la propia Canarias. El término, que hizo fortuna a raíz de la publicación de una obra con el mismo nombre por parte del eminente investigador Marcos Guimerá, sin embargo camufla la verdadera naturaleza del fenómeno: el intento de Las Palmas de imponer su hegemonía sobre el resto del Archipiélago y, particularmente, sobre la única isla que le puede hacer -y de hecho le hace- sombra: Tenerife. El último en salir a la palestra con este tipo de disculpas ha sido el líder del Centro Canario Nacionalista, Ignacio González Santiago. Pues a él nos dirigimos para decirle lo que al resto de los canarios: no hay pleito insular, sino ambición de los dirigentes de la isla que se sabe tercera en importancia y que quiere ser primera si se descuidan los tinerfeños, que se descuidan bastante. No es necesario detallar otra vez por qué esa impostura de Las Palmas no tiene base alguna, solo la astucia de sus dirigentes, bien aliados con el poder de Madrid -estos días estamos viendo una pequeña muestra con el reparto que hace el PP canario en el Gobierno de Rajoy-. Sin embargo, podemos aludir, de pasada, a las razones naturales, como la geografía de una isla, Tenerife, más extensa, más diversa en paisajes y hábitats y, por lo mismo, más atractiva. Si no, que se lo pregunten a los turistas.

De modo que si las decisiones de los mandatarios se ajustaran a la realidad y a la evidencia, en Tenerife estaría el centro de poder del Archipiélago, que se ejercería con mucho más provecho si, en lugar de comunidad autónoma descafeinada y sin capacidad apenas de autogobierno, fuese Estado independiente, con plenos poderes sobre sus recursos naturales, económicos y humanos. Un futuro brillante nos podría esperar con ese horizonte, y no la negrura que nos anuncia a cada paso la desastrosa gestión económica del Gobierno de Coalición Canaria, paradigma del falso nacionalismo, y de su primer representante, el presidente Rivero. No hay más que ver las cifras del paro de 2011 para darse cuenta del abismo por el que estamos bajando a toda velocidad. ¡Y todavía tiene el descaro de decir que no estamos tan mal, porque el porcentaje que ha aumentado el paro sobre 2010 es menor que la media de España! Pero bueno, ¿este hombre cree que los canarios son tontos? Qué nos importa eso si tenemos una tasa mucho más alta sobre la población activa?; ¿qué disculpa es esa cuando hay más de 265.000 personas sin trabajo, muchas de ellas pasando hambre? La solución, una vez más lo decimos, es la independencia.