Como a cualquier hijo de vecino, me llega, de vez en cuando, algún chisme. Suelo dejarlo en el olvido en lugar de repetirlo para que no siga por ahí de boca en boca. Pero voy a hacer ahora una excepción. El chisme que me llega dice así: Esta última no es una calle, sino una plaza, a la que nosotros, desde siempre, hemos llamado Plaza del Castillo, por razones obvias.

-Se pretende -me dicen- terminar de una vez por todas con el franquismo. Son ya muchos años...

-¡Pues no lo van a conseguir porque sólo la 18 de julio puede ser considerada franquista. A los señores Primo de Rivera y Calvo Sotelo no los mandó Franco al otro mundo, sino otros señores que jugaban en distinto equipo. En el equipo contrario, quiero decir.

-Es que esto de las dos Españas...

-Tiene usted razón, amigo. Hace unos días me enteré de que el rector de la Complutense de Madrid es hijo de Santiago Carrillo. La noticia no me enfría ni me calienta. Lo que me calienta es que a los alrededores de su universidad se haya elevado un monumento para ensalzar a las llamadas Brigadas Internacionales.

-¡Hombre! Eso es diferente.

-Usted sabe que yo he repetido aquí muchas veces que las casualidades me persiguen. De todo tipo. Así que no me extrañó ver al día siguiente, en este mismo periódico, una reproducción del llamado VICTOR del Caudillo. Y como mis coincidencias son siempre varias, me encontré en la página 167 del libro que estoy leyendo estos versos que les copio:

Españolito que vienes

al mundo, te guarde Dios;

una de las dos Españas

ha de helarte el corazón.

El libro que leo es del señor Cela y se titula "Cuatro figuras del 98". Yo sé perfectamente -y ustedes también lo saben- que los versos que anteceden son de don Antonio Machado, a quien el señor Cela llama don Antonio el Bueno. Imagino que el Malo será don Manuel, hermano de padre y madre del bueno de don Antonio. Esto no me atrevo a asegurarlo, lo único que sé es que los hermanos Machado pertenecían a las dos Españas. Uno a cada una, según me dicen.

Volviendo a lo de las calles, aclararé a quienes no lo sepan que tal incidencia, de llevarse a cabo -espero que no-, nada tendría de original. Ya en la sesión celebrada en el consistorio garachiquense el 21 de octubre de 1931 se acordó cambiar la denominación que tenían once vías de la localidad. Ni siquiera fueron respetadas las llamadas de Santa Ana, patrona del municipio, ni la de San Roquito, santo entre todos los santos. Tales vías pasaron a llamarse Pablo Iglesias y 1º de Mayo, respectivamente. Las dos Españas lo creyeron así oportuno.

Si se suprimen ahora las ya citadas calles, podrían pasar a llamarse Messi, Puyol y Piqué, en el supuesto de que hubiera mayoría culé en el ayuntamiento del Roque. Si hubiera mayoría madridista, los nombres elegidos podrían ser Casilllas, Sergio Ramos y Xabi Alonso.

Si los concejales optaran por figuras del cine, los de un lado se conformarían con Penélope Cruz, Pilar Bardem y Concha Velasco. Los de la otra España votarían para los nombres nuevos de las calles, por actrices viejas y extranjeras, pero muy famosas. Yo propondría a Greta Garbo, Ingrid Bergman y Ava Gardner. Espero que no se le ocurra a nadie recordar los nombres de Stalin o Lenín porque daríamos lugar a que, por el otro bando, sonaran los nombres de Hitler y Mussolini. Y esto daría lugar a un gran peligro porque Angela Merkel y Nicolás Sarkozy se verían en entredicho a la hora de convertir los modestos euros en brillante libras y brillantes dólares. No cito los rublos porque me dicen que no gozan de buena salud. Y no estamos para contagios económicos.

Así que, señores concejales, ustedes sabrán lo que hacen. A mí, siempre defensor de la Historia, me deja el asunto, por esta vez, en la mayor de las indiferencias.