COMENTABA, días atrás, en esta columna un incidente al que no he dado importancia, porque, realmente, no la tiene. Se trataba de la carta publicada por una persona de la villa de Los Silos, cuyo nombre no recuerdo, quien me dijo en el escrito que iba a pedir al Ayuntamiento que me declarara "persona no grata" para el pueblo. Mis pecados para aplicarme esa sanción eran que yo, en esta columna, había pedido más de una vez que se restaurara la antigua industria azucarera, cuyo edificio, muy deteriorado, se conserva aún en la costa silense y, aunque esa persona no lo mencionó, quizás fueron causas unos comentarios, más bien por el lado jocoso, que hice de un caso denunciado a la Guardia Civil y que consistió en practicar por alguien del Ayuntamiento un agujero en el cuarto de baño del consistorio para observar al personal femenino cuando hiciera uso de esos servicios. Ese caso se resolvió, creo recordar, culpando a un exfuncionario que negó la acusación, y, que yo sepa, quedó en nada.

Intenté en comentario anterior, pero se me acabó el espacio, comentar por el lado crítico la dejación, que achaco a la corporación municipal, de cosas importantes que hubo en Los Silos y que ahora no tiene.

Tengo que hacer un poco de historia para recordar que la villa destacó entre los municipios de la Isla Baja, cuando llegó al pueblo un paisano mío, de profesión odontólogo, que contrajo matrimonio con una hija de don Abraham Trujillo, entonces la persona más influyente de Los Silos, a quien entrevisté en su casa, hoy ocupada por el Ayuntamiento, hace varios años.

Guillermo Bencomo se llamaba mi paisano y había nacido en Hermigua. Guillermo transformó la Villa por el lado positivo, hizo un auditorio, donde se celebraron muchos actos culturales y festivos, montó un cine y fue organizador incansable de actos culturales y de fiesta, proporcionando una vida nueva a Los Silos. Recuerdo también, y eso lo presencié, que Guillermo organizaba reuniones en aquella preciosa plaza de Los Silos, donde perdura un quiosco para los conciertos de la magnífica banda de música del pueblo, que no fallaba, no recuerdo qué día de la semana y hoy -no lo puedo asegurar-, pero nadie me informa de que se siguen efectuando conciertos. Y eso, si es cierto, se lo achaco también al señor alcalde y a su ayuntamiento, porque la banda de música de Los Silos tenía fama en toda la isla y era un referente de la villa. La sede de este conjunto tenía su salón de ensayo en un edificio de la misma plaza y aún se conserva el inmueble, pero hace tiempo que no oigo sonidos musicales por aquellos alrededores. Y es una pena que no continúe en su actividad este conjunto musical que, igualmente, constituía una escuela para jovenes y hasta para niños, que luego eran músicos y actuaban en esa misma banda o en otras de diferentes municipios tinerfeños. Y sé de algunos de estos alumnos que han llegado a bandas y orquestas notables de la isla, e incluso trabajan también como profesores de música en centros particulares, en rondallas y en otros conjuntos.